Jordi Matas Dalmases, Barcelona,1 Noviembre 2015, es contundente y didáctico en su exposición sobre el actual escollo para la investidura y la formación del nuevo gobierno.
El 27 S tiene un desarrollo que se encalla en una
negociación cuyo trasfondo es el liderazgo entre las opciones soberanistas e independentistas.
En general se trata de la hegemonía política en la sociedad catalana.
La amenaza de unas nuevas elecciones es un elemento para
forzar la continuidad política del protagonismo de CDC. Cuando el gobierno en
funciones, junto al nuevo Parlament tendrían que estar ocupadísimos en preparar
la movilización de la población, con los mecanismos institucionales y políticos
a la obstrucción y prohibiciones estatales.
Adjunto unos párrafos del artículo “Identificar lo esencial”.
Para la CUP, Mas no permite aumentar la base social de un
independentismo que, dicen las encuestas, crece por la izquierda
La CUP se mantiene firme en su compromiso de no investir a
una persona que consideran que simboliza lo contrario a sus demandas: rescate
social, políticas económicas contra la austeridad, erradicación de la
corrupción y de sus encubridores y desobediencia para la ruptura democrática.
Junts pel Sí, por su parte, considera innegociable el candidato que presentaron
a las elecciones del 27-S.
1. El contexto de la negociación dificulta los acuerdos. Hay
una gran distancia ideológica entre los interlocutores (sobre todo, entre la
CUP y CDC).
2. En los sistemas parlamentarios, quien elige al presidente
del gobierno no es la mayoría electoral, sino la parlamentaria. Para
conseguirla, Junts pel Sí a priori tiene como único posible negociador a la CUP
y ello fortalece a esta formación y debilita el argumento del tamaño que (…) no
es un buen indicador para medir la fuerza de los negociadores.
3. El partido político que según la teoría de juegos podría
ejercer el rol de jugador central y actuar de bisagra, ERC, está vinculado a
uno de los dos bandos, pero si persiste el bloqueo deberá ser más proactivo
para facilitar el acuerdo.
4. Para CDC, Mas ha sido el gran líder político del
soberanismo, es imprescindible para seguir abanderando el proceso y no tiene
alternativa. Para la CUP, en cambio, Mas no permite aumentar la base social de
un independentismo que, como muestran las encuestas y los resultados
electorales, está creciendo y puede seguir haciéndolo por la izquierda.
5. La CUP no anhela parcelas de poder, sino formar un
gobierno que inicie, sin retorno, la ruptura con España y un proceso
constituyente para una república catalana, y que asegure una batería de medidas
urgentes para terminar con la exclusión social. Jordi Matas Dalmases es
catedrático de Ciencia Política de la UB
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