Doble moral, moralina y cinismo de la peor ralea.
La campaña de los tenderos del Raval y la Boqueria de Barcelona, es un altavoz para el civismo represor policial, de la Iglesia y burguesía catalana. Quieren turistas a abarrotar. Pretenden limpiar diferentes barrios destinados a jugosos negocios de especulación urbanística. Vociferan eliminar un sexo cuyo caldo de cultivo es el turismo y las míseras condiciones de vida de jóvenes africanas o rumanas, y no tan jóvenes prostitutas cada vez más acosadas, vilipendiadas y desprotegidas, pasto de sus proxenetas, de sus condicionantes sociales y del arbitrio e indefensión públicos.
Quienes son los indeseables, ¿las prostitutas y el sexo o los especuladores, los chulos, los policías corruptos, los pederastas camuflados, los empresarios del sexo?
El Ayuntamiento de Barcelona, con el PSC hegemónico, tiene que confesar a ojos vistas el desastre de su Ordenanza cívica municipal. Simplemente, no sirve. No hay solución policial para una cuestión profunda social.
¿Pretenden el PSC, el Ayuntamiento, CiU, y los tenderos de la Boqueria, la prensa, resolver las condiciones sociales y el mismo hecho de la prostitución? ¿Acaso se preocupan de las jóvenes, voluntarias unas, las más pocas, y forzadas la mayoría como esclavas modernas de la calle que no pueden disponer de su propio cuerpo?
¿Prohibir la prostitución, en la calle, quizás la barata? ¿Prohibir el dinero que corre a raudales en la trata de blancas, en comprar policías, en torturar a las jóvenes esclavizadas, en los lupanares de los Clubs? ¿Quizás prohibir a las prostitutas? ¿O a sus desesperados o morbosos clientes? ¿Prohibir las condiciones sociales que conducen y obligan de una u otra manera a vender el propio cuerpo o a secundar la esclavización?
¿Quién va a defender a las personas agraviadas y sometidas y prohibida falsamente su actividad?
Genera y Àmbit Dona se ocupan de las mujeres, de las prostitutas, claman por su indefensión legal y sus condiciones sociales. También el Sindicato CCOO ha abierto una vía de protección con la reivindicación de equiparación laboral.
El debate sobre abolicionismo o regulación es un falso debate tal como está planteado, exhala un profundo cinismo moral. La cuestión es qué hacer para respetar y defender a las prostitutas como personas. En qué estratificación y condicionamientos sociales se mueven, con consecuencias muy diferentes según provengan y según queden ubicadas.
¿Qué hacen los que provocan más represión cuando afirman que solo se va a desplazar el asunto a otros lugares? ¿Por qué cierran los ojos a que las jóvenes cada vez están más amenazadas y peor?
Si hay alguna vía de solución ha de ser social, educativa, y de respeto a la mujer. Todo lo que ayude a su igualdad y libertad nos acercará a mejores caminos que el amarillismo moral y morboso de las fotos y coros eclesial-institucional-mediáticos.
Fotos de Edu Bayer publicadas en El País.