Pegatina ANC 1 de Mayo. |
Se obvia incluso que el Reino borbónico es por naturaleza legal
y política la forma constitucional del Estado español.
Romper con este Estado, y aún peor destruirlo, es un
descenso en los círculos infernales dantescos. Reformar este Estado es la única
vía posible que algunas mentes privilegiadas y ciertas fuerzas políticas
contemplan. Que no sea posible reformarlo llega a entrar en la consideración de
herejía política... nacionalista!
Salvador Seguí, Joaquim Maurin y Andreu Nin se deben
revolver en su tumba ante esta lucidez intelectual y política que niega la
ruptura democrática republicana y la revolución como sanas y necesarias posibilidades.
Unos apuntes sobre la Nueva Solidaritat Catalana de Borja de Riquer i Permanyer.
* El bloque favorable al derecho a decidir resulta que lo
fragmenta los partidarios de la independencia, a pesar de que es el movimiento
soberanista y por la independencia el que ha puesto en el escenario político
concreto y real la ejecución del derecho a la autodeterminación. El articulista
quizás prefiere una referencia ideológica abstracta o de propaganda de un
futuro alejando del presente político, en vez de pelear por conseguir la
soberanía política.
* La precipitación y el debilitamiento del frente catalán lo
provocarían el movimiento que exige realizar la aspiración de soberanía del pueblo
catalán. ¿Mantener el estatus quo fortalecería el movimiento que objetivamente
se encamina a la ruptura soberanista con la legalidad del Reino de España?
* Ni una mención en el artículo al giro de la ANC desde “Somos
una Nación, Nosotros decidimos” (pre-ANC), al “Libertad, Nuevo Estado en Europa,
Independencia" de la ANC en vez del "Pacto Fiscal" que proponía
el presidente de la Generalitat Artur Mas, a "Vía hacia la
Independencia" (ANC), a la inmensa "V" de Victoria, Votar (de
Ahora es el momento, Queremos votar), hasta el giro actual a la "República
Catalana" con contenidos sociales.
* La ANC ha modulado y adaptado su estrategia completamente.
De fundarse sobre la "Independencia primero y evitar todo los aspectos sociales
que dividen a la clase poderosa de la explotada", a tratar de convencer a
una masa significativa cualificada de "indecisa", hasta llamar a la
movilización y la organización de nueva legalidad catalana con las necesidades
sociales de la población con la república catalana. Para la ANC los contenidos
sociales populares ya no son tanto la causa de la división, como el factor de
unión de una gran masa social mayoritaria amplia. Quienes no rectifican su estrategia
son el Estado y el Reino, los partidos estatales PP y PSOE, y una izquierda que
se va marginalizando en Cataluña de contenido unionista o federal-unionista,
que se ha acordado del derecho a la autodeterminación cuando la población,
forjando entidades como la ANC (Asamblea Nacional Catalana), e incluso la AMI
(Asociación de Municipios por la Independencia), ha decidido irrumpir en la
escena política para superar el derrotismo y la negativa de los partidos a
hacerse cargo de esa lucha por la liberad y soberanía de Catalunya.
* El presidente Mas se ha visto obligado por la presión popular
y de la ANC (Carme Forcadell: "Presidente, convoque las elecciones en
marzo") a anunciar unas elecciones anticipadas, aunque aún no las haya
convocado. La inteligencia y habilidad a la que alude Borja de Riquer vuelve a
situar la dinámica y el movimiento catalán en función de una relación de
fuerzas española que niega, de facto, toda capacidad de mínima soberanía
catalana. Ni siquiera aceptó la realización de la Consulta del 9 N como legal;
no digamos ya el bloqueo que sufrió la renovación del Estatut de Catalunya.
¿Cuántas veces ha de tropezar en la misma piedra la nación catalana para
superar la estupidez de ceñirse a una legalidad que niega para ayer, hoy y
mañana, cualquier soberanía catalana?
* Claro que se negociará y pactará con Madrid, con Bruselas y con
los grandes poderes financieros. Sencillamente, Borja de Riquer no será tan
inocente, como para no tener en cuenta que es totalmente distinto negociar y
pactar desde una soberanía propia catalana, una legalidad popular catalana,
desde una ruptura política, que desde la dependencia total de una Autonomía
bloqueada de un Estado sanguijuela, depredador de sus pueblos, incluido el
español sin dudas. Las negociaciones y pactos con Madrid y Bruselas, serían
mucho más sanos y clarificadores para todas las partes si hubiese ruptura
constituyente de una república catalana.
* No hay ningún indicio de la ilusión de que unas elecciones
españolas aseguren una mejora panorámica para la relación de contradicción
entre el Reino de España, la Constitución de 1978 y Catalunya. Ni Podemos se
atreve a una propuesta firme de defender la decisión de Catalunya si ganase la
secesión. No hablemos de Ciudadanos. Y éstos son los nuevos fenómenos, desde la
izquierda y la derecha.
Con Carme Forcadell. |
* La construcción e imaginario de unos derechos españoles de
un pueblo español, a lo sumo pluri-nacional no ha podido ser. El Estado
denunciado y desmenuzado por Maurin y Nin no ha conseguido imponer una vía de
unidad a lo prusiano alemán, la jacobina francesa, o como en la confederación
Helvética, la Union Kindom y la Commenwalt, o la unidad italiana desde las
ciudades Estado.
* Retrotraernos a la Solidaritat Catalana es caer en la
tragicomedia política. La Solidaritat de Enric Prat de la Riba y de la
Mancomunitat catalana no habían pasado la II República, ni el proceso
revolucionario, ni la derrota de la República y la revolución por obra del
fascismo franquista, ni la restauración borbónica de 1978 apuntalada por el
PSOE y el PCE. No en vano los Cambó catalanes financiaron y sostuvieron la
cruzada y el terror franquista aunque luego lamentaran que se obligase a
"hablar cristiano" (alusión castiza a la lengua española) en vez de
catalán.
* La lista única de país del president Mas es más una quimera,
un espejismo, que una posibilidad política, sus defensores con variantes, que
los ha habido y aún hay, están explorando otras posibilidades. La cuestión no
reside en una lista única de país catalana, sino en la hegemonía política y el
liderazgo político del movimiento nacional catalán hacia una constituyente
soberana para una república catalana. O esa hegemonía bascula de una vez por
todas a la mayoría ciudadana social, al sustrato de las izquierdas, o no habrá
unidad y fuerza suficiente para motivar a toda la población a conseguir su
soberanía.
* A Borja de Riquer no se le ocurre que se podrá proponer en
la arena política la propuesta de una gran "Entesa" o coalición por
la República Catalana, que incluyese las necesidades políticas sociales más
elementales para Catalunya. En cambio la ANC ha repartido para la manifestación
del 1 de Mayo una pegatina "Fem la República catalana dels drets socials i
laborals" (Hagamos una República catalana de los derechos sociales y
laborales).
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