Óscar, Sergio y Óscar, trabajadores del Metro de Barcelona y miembros del colectivo de precarios “Metrers Precaris” desgranan algunas claves de la huelga, entrevistados por SinPermiso. 07/02/2016
La huelga del Metro barcelonés es polémica por ser la de una
empresa pública de gran repercusión ciudadana. Su dirección es una Corporación,
TMB, de ámbito metropolitano, que en buena parte depende y está presidida por
el Ayuntamiento de Barcelona, de BComú con la alcaldesa del cambio, Ada Colau.
La presidenta actual de TMB es la concejala Mercedes Vidal, una activista
intachable y una buena amiga.
El personal trabajador pide medidas contra la precariedad y
contra la congelación salarial.
Adjunto unos extractos de la entrevista.
¿Cuáles son las razones de la convocatoria de la huelga? La
huelga se convoca en el marco de la negociación del convenio que ha expirado.
Nuestras demandas pretenden, en primer lugar, acabar con la precariedad que se
extiende rápida e inexorablemente entre la plantilla. El siguiente punto de
conflicto es el de la congelación salarial que dura ya demasiados años. La
plantilla decidimos en asamblea, con la unidad de todos los sindicatos, la
convocatoria de un paro para el día 2 de febrero, que tuvo un seguimiento
masivo entre la plantilla, y dos días más de huelga coincidentes con el MWC
(Mobile World Congress), el 22 y 24 de febrero, como la única manera de
revertir la situación de bloqueo a la que la directiva nos ha llevado. Es
notoria la nula voluntad de la empresa de negociar, y esperamos que esas
convocatorias les obliguen a sentarse a dialogar con nuestros representantes
con una actitud constructiva.
¿Podéis explicar cómo se practica la eventualidad en la
empresa? La problemática de los trabajadores precarios en el Metro de Barcelona
es muy diversa, pero podemos afirmar que los principales problemas son los
contratos parciales y la temporalidad. No es difícil encontrar contratos de
37%, 40%, 55% de la jornada anual. Una buena parte de contratos actuales se
firman al 75%. Es un auténtico despropósito que en una empresa participada por
instituciones como el Ayuntamiento o la Generalitat, los contratos precarios
hayan aumentado un 50% en los últimos dos años. Y más aún cuando la falta de
personal en la red de metro es obvia: múltiples estaciones sin personal para
atender al pasaje, estaciones que se quedan abiertas por la noche porque no hay
nadie que pueda cerrarlas, retirada de trenes por la imposibilidad de encontrar
personal para conducirlos, deterioro continuo de trenes y estaciones por falta
de mantenimiento, etc.
Y la peor parte se la llevan aquellos compañeros que se
encuentran en la llamada “bolsa de verano”. Son compañeros a los que se
contrata para cubrir los meses en los que la plantilla fija se turna para hacer
sus vacaciones. Así vemos que, para conseguir un puesto fijo en el Metro de
Barcelona pueden pasar más de 10 años. Y es importante observar que dicho
proceso implica claramente destrucción de empleo: por cada dos trabajadores con
jubilación completa entra un trabajador con un contrato al 75%.
Pero la eventualidad está muy generalizada en casi todos los
sectores, ¿qué proponéis para reducirla? Como plan de mínimos, exigimos que se
reduzcan los plazos de permanencia en la bolsa de verano, que se elimine el
segundo contrato de relevista y que al término de dicho contrato todos los
compañeros (incluidos los de 2015) puedan acceder a un contrato al 100% que
tenga exactamente las mismas condiciones que ha venido teniendo hasta ahora la
plantilla fija.
El Ayuntamiento gobernado por BComú es uno de los que
encabezan el cambio municipal ¿cómo ha respondido en la negociación y en la
huelga? Hasta el momento, el Ayuntamiento se ha situado incomprensiblemente en
un punto equidistante entre la empresa y los trabajadores en lucha. Debido al
miedo a que el conflicto sea instrumentalizado por la oposición, se ha generado
una situación de desconfianza hacia los trabajadores.
El equipo que dirige el Ayuntamiento está siendo víctima de
una pinza entre PSC y CiU por un lado, y la directiva de TMB que
mayoritariamente está controlada por esos mismos partidos políticos. Ese es el
verdadero motivo del bloqueo en las negociaciones. Las movilizaciones
continuarán pese a todos estos elementos ajenos al conflicto laboral, pero el
movimiento de los comunes, con el ayuntamiento a la cabeza, debería considerar
a todos los trabajadores en lucha como aliados en el combate por el cambio.
Como ciudadanos y como trabajadores del Metro ¿cómo os
planteáis la relación entre vuestras reivindicaciones y un Ayuntamiento votado
por la mayoría de la gente trabajadora? Somos muchos los que tenemos grandes
esperanzas depositadas en este cambio tras las elecciones municipales.
Realmente esperamos que con este Ayuntamiento las cosas comiencen a hacerse de
otra manera, y deseamos encontrarnos al otro lado con un interlocutor
dialogante y que quiera establecer canales de comunicación fluidos.
Es necesario que las personas en torno a BComú se sitúen del
lado de la gente que lucha. Su posicionamiento en este conflicto puede marcar
las futuras relaciones del Ayuntamiento con los movimientos sociales y los
colectivos de trabajadores movilizados. Y si se trata de poner las
instituciones al servicio de la ciudadanía, es el momento de demostrarlo.
Entrevista completa en:
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