El bipartidismo no se ha hundido en Andalucía, el PSOE se ha
mantenido, el PP ha retrocedido fuerte, Podemos ha dado un gran salto, aunque
mostró que todavía no es alternativa para ganar, Ciudadanos ha emergido como
renovación de las derechas, IU ha disminuido.
La tendencia que se expresa en Andalucía, reflejada en las
encuestas y proyecciones estatales, nos dibuja un tránsito de equilibrio
inestable entre un bipartidismo fáctico y un quaterpartidismo. El PP y el PSOE,
ceden protagonismo para compartirlo con Podemos y Ciudadanos.
Las combinaciones parlamentarias que resulten nos darán cuál
es la evolución de la crisis del régimen y de las instituciones estatales.
Los problemas de fondo con la crisis económica, la crisis
democrática de representación y de las instituciones estatales, incluida la
corona y el reino, con la carga de la corrupción, la crisis nacional de
soberanía del Estado de las Autonomías, con la tendencia hacia la secesión por
parte de Cataluña, son los mismos que antes de las elecciones andaluzas.
Estos factores de crisis son los que fomentan el descrédito
de los partidos parlamentarios y de las instituciones. Podemos y C's despegan a
caballo de la indignación popular. Estos dos nuevos partidos consiguen un apoyo
significativo, mientras presionan al PP y al PSOE, aunque no los superan. Por
lo menos en Andalucía. IU necesita reformular su estrategia, pues en Sevilla y
en Madrid se hace patente que no representará en un futuro próximo la
vertebración de la alternativa.
La Syriza española tendrá un color mucho más mestizo de lo
que se consideraba.
En Cataluña, los grandes rasgos que vemos en Andalucía y en
Madrid, tendrán un significado diferente pero no ajeno a lo que se ha
convertido en Andalucía.
El factor de pulsión popular para la soberanía y la
independencia trastoca la tendencia estatal. La ANC (Asamblea Nacional
Catalana), en la 3ª Asamblea en la ciudad de Lleida del domingo 12 de abril,
con tres mil participantes, ha girado a fondo a situar la República Catalana en
la centralidad del imaginario ciudadano. La ANC quiere poner la independencia,
la ruptura democrática nacional, una nueva legalidad soberana catalana, en
función de construir un país con rasgos sociales y libre, con un proceso
constituyente y el consecuente referendo popular.
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Ha sido precisamente en Barcelona, donde ha arrancado con
fuerza la experiencia novedosa llamada "confluencia", en la estela de
la potente imagen de Ada Colau. Barcelona en común remueve todos los esquemas
con una entidad organización cívica, ciudadana y política.
La imagen "en común" ha tomado fuerza en las
principales ciudades catalanas y españolas. Las elecciones municipales
establecerán si la ciudadanía le da futuro a esta confluencia. EUiA se ha
comprometido a fondo, ICV también. El éxito de Barcelona en común determinará
la vez el futuro y las perspectivas de todas las organizaciones que forman
parte de ella.
El bipartidismo reinante, o las combinaciones de
quaterpartidismo, las tendremos que confrontar con los fenómenos, de momento
locales, de confluencias como Barcelona en común, así como con entidades tipo
ANC.
En cinco semanas las municipales ilustrarán las fuerzas con
futuro y alternativa.
"Quaterpartidismo" no es una buena expresión. Desvirtúa el sentido real de bipartidismo, que no es el de que sean dos partidos que se turnan, sino que son dos partidos que se reconocen como alternativa de gobierno, que gobiernan con un mismo sistema común pactado entre ellos, que mantienen sin cuestionar unas mismas instituciones por inoperantes que resulten (ejemplos: la Monarquía, el Senado...) y que tienen unos mismos principios "de estado" (léase, por ejemplo, la elección como lehendakari de Patxi López con los votos del PP, por ser "cuestión de estado" frenar el nacionalismo vasco).
ResponderEliminarTripartidismo o cuatripartidismo sería si esos principios fueran compartidos por más de dos partidos. Es lo que pretenden hacer con Ciudadanos, meterlo en la troika, el triciclo, o como se quiera llamar el engendro que pretenden levantar. Ciudadanos no despega a caballo de la indignación popular, sino a caballo de los poderes reales que buscan alternativa a su pérdida de credibilidad y espoleado por toda la prensa del bipartidismo, que ve en ellos la única opción posible de mantenimiento de la situación si la indignación se refleja en las urnas.
Podemos no comparte los principios de estado del resto, niega la legitimidad a quienes nos gobiernan y nació para cambiar tanto el sistema electoral como las instituciones. En la hipótesis de que Podemos llegase a ser permanentemente la alternativa de gobierno frente a la derecha, sólo si renunciase a los principios por los que nació podría formar parte del bi, tri o cuatripartidismo.
Es importante aclarar el concepto, ya que los tertulianos se ocupan una y otra vez de decir que Podemos pretende mantener el bipartidismo sustituyendo al PSOE.