3/6/13

Vasili Grossman y la literatura antiestalinista en la URSS


La Fundació Andreu Nin ha organizado una serie de debates sobre la literatura antiestalinista en la Biblioteca Andreu Nin, en las Ramblas de Barcelona. Uno de ellos (23 mayo 2013) ha girado en torno al libro Vida y destino. sinpermiso. 02 de Junio de 2013. Por Miguel Salas.
Celebremos también que gracias a algunas novelas hemos podido conocer, o mejor dicho, nos han ayudado a comprender la compleja realidad de la Rusia tras la Revolución de Octubre. Se ha comparado Vida y destino a la novela de León Tolstoi Guerra y Paz.
Hay que leer Vida y destino para hacerse una idea de los complejos problemas de la sociedad soviética en torno a la batalla de Stalingrado, tema central de la novela.
Vasili Grossman fue un escritor y periodista de mucho éxito en la Rusia de la época de Stalin. Tenía millones de lectores. Pravda publicaba sus informaciones sobre la batalla de Stalingrado, posteriormente acompañó al Ejército Rojo en la liberación de Ukrania de los nazis, entró en Berlín con la avanzadilla del ejército y fue uno de los primeros periodistas que informó al mundo sobre los campos de concentración, en concreto sobre Treblinka. En esa época, nada hacía presagiar que Grossman pudiera escribir esta novela, romper con el régimen estalinista y acabar arrinconado en la vida cultural de la época.
Escribe Grossman: “La verdad es una. No hay dos verdades. Es duro vivir sin verdad, o con migajas de verdad, con una verdad recortada y encogida. Una verdad parcial no es una verdad. En esta noche tranquila, digamos toda la verdad, sin restricciones”.
Escribe Grossman: “¿Era aquello el socialismo? Los campos de Kolimá, el canibalismo durante la colectivización, la muerte de millones de personas”
Ya hemos señalado que es una excelente novela, que en torno a la batalla de Stalingrado reconstruye la vida soviética y la reflexión sobre diferentes aspectos de lo que fue el estalinismo: la vida miserable que nada tiene que ver con el socialismo; los mecanismos psicológicos para imponer la arbitrariedad como forma de poder; el antisemitismo y el odio hacia otras nacionalidades; el debate sobre si había o no paralelismo entre nazismo y estalinismo, la falta de libertades, etc. “Sabéis que es la libertad de prensa –escribe Grossman- Una hermosa mañana después e la guerra, abrís vuestro periódico y, en lugar de hallar en él un editorial triunfante, una carta de los trabajadores al gran Stalin…¡Adivinad qué! ¡Informaciones! ¿Os imagináis? ¡Un periódico que da informaciones!”
Pero hay una dificultad objetiva, real, para salir de esa confusión, que quizás en el movimiento trotsquista hemos subvalorado. El estalinismo logró reprimir y aislar a la vanguardia, a la Oposición de Izquierdas y a la mayoría de la intelectualidad soviética. Ese aislamiento fue una dificultad para lograr continuar y renovar las tradiciones revolucionarias, y en el marco del atraso del país y de su casi nula relación con el resto del movimiento obrero internacional hizo prácticamente imposible generar un relato y una alternativa al estalinismo. Los que criticamos la teoría del socialismo en un solo país tendríamos también que tener en consideración que en el marco de un solo país era difícil que surgiera una alternativa.
Uno de los momentos más brillantes de la novela, en su sentido político, es cuando presenta al lector la victoria sobre el ejército alemán. Leemos: “Stalingrado, la ofensiva de Stalingrado, contribuyeron a crear una nueva conciencia de sí en el ejército y la población…La historia de Rusia se convertía en la historia de la gloria rusa, en lugar de ser la historia de los sufrimientos y de las humillaciones de obreros y campesinos rusos. Lo nacional cambiaba de naturaleza; no pertenecía ya al terreno de la forma, sino al del contenido, se había convertido en un nuevo fundamento de la comprensión del mundo… Así, la lógica de los acontecimientos hizo que, en el momento en que la guerra popular alcanzaba su punto culminante durante la defensa de Stalingrado, esta guerra permitiera a Stalin proclamar abiertamente la ideología del nacionalismo estatal” Esa es una de las características fundamentales del estalinismo, el nacionalismo de la gran Rusia, y por lo tanto la defensa de sus intereses nacionales por encima de la clase trabajadora, tanto la rusa como la del resto del mundo. Esa es la base de las políticas traidoras a la revolución que el estalinismo exportó por todo el mundo.
Para acabar, sólo una pequeña reflexión sobre Trotsky y el trotsquismo en la literatura soviética. La Oposición de Izquierda fue reprimida, aislada y derrotada, pero su lucha estuvo en el centro de los debates y, de una manera u otra, ha estado presente en la vida intelectual, política y artística. También en Vida y destino a través de diversos personajes, pero es significativo el momento en el que presenta a Stalin saboreando la victoria en Stalingrado y escribe: “De repente, recordó los ojos penetrantes de Trotsky, su despiadada inteligencia, el pliegue despreciativo de los párpados, y lamentó, por primera vez, que Trotsky hubiera muerto; él habría oído hablar de este día.” Fue valiente Grossman al escribir esto en la URSS y en 1960. Hasta en el momento de mayor prestigio de Stalin, estuvo presente la sombra de Trotsky, en realidad de los que no se rindieron y siguieron defendiendo el socialismo.
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