Ponencia de Montserrat Vilà
Planas* en el Congreso Internacional sobre igualdad, en Tolosa, organizado por
la Diputación de Guipuzcoa, los días 14 y 15 de febrero de 2019.
Hola y besos a todas. Vengo a este Congreso en
Tolosa con mucha ilusión. Vivimos una eclosión plena, profunda e internacional
del movimiento feminista. Es un gozo inmenso formar parte y contribuir a un
movimiento potente e imparable que anuncia nítidamente derechos universales.
Vislumbramos un siglo en el que erradiquemos la violencia de género, realicemos
pasos con botas de siete leguas destinados a conseguir la emancipación de las
mujeres. Un siglo de oro para la igualdad de las mujeres y la humanidad entera.
El ejercicio de reflexionar desde el gran material
que disponemos de trabajo de campo cotidiano, ordenar aportaciones anteriores
sobre el nuevo estadio del movimiento de las mujeres, establecer las preguntas
y los retos de las mujeres en el siglo XXI, profundizar en el contenido
internacional, el sustrato, las raíces y el florecimiento de este inmenso
movimiento, nos ayuda a empoderarlo, a fortalecerlo, a cuidar su condición
unitaria, alimentar la sororidad equitativa, nos conduce a ofrecer elementos
vitales para el asalto al cielo de la igualdad, con la humildad lógica y el
diálogo necesario entre todas las generaciones, con nuestras maestras y
referentes, con las mujeres afectadas de todos los sectores sociales, con la
convicción que las niñas, las adolescentes y las jóvenes están madurando las
buenas prácticas y los liderazgos que consumarán nuestros ideales de fomentar
la vida.
Mi aportación es un trabajo desde la experiencia
práctica de los movimientos y la movilización de todas las mujeres.
Las ideas de este trabajo proceden en buena parte
de los catorce Foros realizados contra la violencia de género desde el año
2005, los doce años de concentración mensual de homenaje a las mujeres
asesinadas (lo hacemos los terceros lunes de cada mes en Barcelona), el
centenar de entidades que dan sentido a la plataforma mencionada, el compromiso
irreductible con las movilizaciones, sean diarias, o las del 25 de noviembre y
del 8 de marzo.
La exposición la voy a encadenar en seis puntos:
1. Antecedentes:
trazos de cómo aflora la
conciencia de la violencia de género entre las mujeres en los orígenes
feministas.
5.
Las oportunidades se están dando con la
movilización masiva de mujeres de todas las edades, con irrupción de las
mujeres jóvenes y adolescentes a menudo acompañadas de sus colegas masculinos.
6.
Unidad de todas las tendencias que luchan por los
derechos de las mujeres.
El movimiento consciente feminista ha de tener la clarividencia
de fijarse que la verdadera fuerza de cambio emerge del conjunto de las
mujeres, en todas sus condiciones, países, situaciones, clases y estamentos
sociales, culturas, ideologías y religiones.
Cuando he tenido la oportunidad de participar en algunas
jornadas sindicales, de mujeres sindicalistas y de reivindicaciones que
llamamos feministas, observo que las concepciones teóricas en torno a la
emancipación de la mujer disponen de diversos sustratos que necesitamos
comprender y fusionar.
Es obvio que las mujeres obreras, trabajadoras en
general en fábricas y empresas, asumen también su rol de amas de casa, su labor
de cuidado, su rol en esta sociedad.
El éxito de la huelga feminista del 8 de marzo de
2018, o la previsible inmensa movilización del próximo 8 de marzo, lo es por la
complementariedad, la fusión y unidad de una gran mayoría de las mujeres en
general con las mujeres trabajadoras y las obreras en particular.
La movilización por la huelga feminista es el motor
y catalizador del conjunto del movimiento. Precisamente por ello necesitamos
tener el máximo respeto y saber leer, lo que hace, aspira y lucha cada segmento
de las mujeres.
El debate sobre la imprescindible
interseccionalidad, o sobre el rol de las mujeres racializadas, o del feminismo
blanco como sospechoso de colonial, lo hemos de metabolizar como un proceso de
maduración del conjunto de la diversidad y la unidad de las mujeres, por lo
tanto, incluir las mujeres trabajadoras y sindicalistas en las empresas.
Incluso el debate y concepciones sobre la
prostitución, tan enconado y a flor de piel, ha de formar parte de la
metodología de diálogo y lucha, con la convicción y compromiso de fortalecer el
movimiento y en ningún caso dividirlo en su acción.
Los criterios los ha ido estableciendo el
movimiento feminista consciente. Derechos de igualdad real. Entre ellos el
derecho al propio cuerpo.
La unidad es vital para para vencer y superar al
patriarcado. En este sentido el concepto es que todas son todas, sin
exclusiones.
Sabemos que somos diversas social, cultural,
étnica, ideológica y socialmente. Sabemos que hay una gran diversidad de
feminismos. Pero también sabemos que la unidad en la lucha es la que nos hace
más fuertes.
La unidad basada en lo que es fundamental y que
tenemos en común: Conseguir los derechos reales de las mujeres derribando al
patriarcado. Conseguir la libertad de las mujeres a una vida sin violencia
machista.
Desde la variedad y acción unitaria de las
distintas ideas feministas nos hemos convertido en el motor para hacer estos
cambios.
Después de años de lucha se ha conseguido que los
derechos de las mujeres estén en un primer plano en las agendas políticas de
muchos gobiernos. (Estambul, CEDAW, Pacto de Estado). Se ha conseguido que
mujeres de todas las edades hayan hecho una huelga feminista, algo insólito.
Hemos conseguido que los sindicatos de clase se unieran y organizaran paros,
parciales y de 24 horas, en función y apoyo de las reivindicaciones de la
huelga feminista.
La llamada del feminismo ha sido clara: que toda la
sociedad se vuelque a cambiar el orden patriarcal establecido. Estamos ante el
reto de ser el motor de miles de mujeres jóvenes que han salido a la calle o
que se están organizando en grupos de lucha; tomemos nota de que muchas optan
por grupos mixtos. Tienen sed de conocimiento de los derechos y libertades de
las mujeres. Les tenemos que dar espacios. Tenemos que pasar la antorcha del
relevo. Son estas adolescentes y jóvenes la luz del futuro.
Soy muy optimista del momento en que nos encontramos.
Podemos entre todas lograr un paso adelante en la lucha por la no violencia
hacia las mujeres.
Hay muchas resistencias, pero la balanza se está
decantando hacia la parte de las libertades de las mujeres.
En Cataluña, la Plataforma unitària contra les violències
de gènere, la Vaga feminista, el Novembre Feminista, Ca la Dona, Mujeres
Juristas, todas las entidades que luchamos por los derechos de las mujeres,
estamos en el mismo barco con las chicas más jóvenes, impulsamos que el siglo
XXI sea el de las libertades y la emancipación de las mujeres.
La fuerza común es lo que promueve y hace avanzar
el derrocamiento del patriarcado, se trata de la libertad de las mujeres en una
vida libre de violencias. 26 de enero de 2019.
* Presidenta de la Plataforma
Unitària contra les violències de gènere de Catalunya.
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