Poner la calle a gobernar · 6
Cómo mejor movilizar y gobernar es lo que guía el criterio
de qué hacer en la representación de los votos de la ciudadanía, eso significa
políticas a promover y aplicar para la población trabajadora.
El voto que ha provocado un retroceso del PSOE con un avance
de IU, mientras mantenía una mayoría parlamentaria con la suma del PSOE e IU,
obliga a una interpretación atenta de su significado y de cómo se transforma en
políticas y gestión gubernamental acordes con el giro a la izquierda electoral.
¿Dónde está el verdadero poder? En lo fundamental en manos
de la gran propiedad financiera, la industrial, comercial y terrateniente, en
ese campo están las instituciones estatales, leyes y gobiernos, estas
instituciones encarnan al poder a la vez que dan una imagen independizada y
neutral, como si fueran un árbitro necesario para la sociedad, en un limbo donde
se compartirían en equilibrio las riquezas y los sacrificios en las hecatombes.
En el otro campo está la masa trabajadora y popular, más fuerte si se moviliza
y organiza, con su representación electa, y los derechos y servicios
conseguidos en todos los niveles municipales, autonómicos y estatales.
Para establecer, aplicar y gestionar políticas de contención
de los recortes y de avance social y laboral se necesita mucho más que un
gobierno. Lo que hace falta es poner la calle a gobernar, desde la
movilización, con la representación elegida y, si es posible y conveniente, en
el gobierno. Lo importante es la idea de que los procesos de cambio
sustanciales los hace la gente directamente con su movilización, no sus
representantes vía indirecta. Es cuando se empieza a entrar en la democracia
republicana, cuando lo esencial es el mandato a las personas representantes y
no la representación autónoma de ellos.
Seguiremos el curso de esta experiencia política en
Andalucía. Ahora bien, quizás nos hace falta reflexionar todas las
implicaciones sobre si las izquierdas en el gobierno fomentan una mejor
movilización y fortaleza social, con un acercamiento a la ciudadanía, o llega a
servir para una adaptación a las políticas que en su práctica perjudican a la
base social trabajadora.
El caso es que una participación de las izquierdas en el
gobierno debe ser útil para las reivindicaciones, la movilización y la
organización trabajadora y popular. Cuando las izquierdas quedan limitadas a
negociar, a contemporizar y gestionar, a adaptarse a los intereses del país
como son los de los poderes económicos dominantes, la derecha fagocita la
izquierda.
Lo que ha de caracterizar una tendencia marxista y
trabajadora además de revolucionaria, no es si el poder gubernamental corrompe
o no, si el elemento vital es estar o no estar en el gobierno, sino el
diagnosticar claro que hay un Estado burgués también en su faceta autonómica,
con un gobierno autonómico que puede ser directamente caciquil o con un
programa de intenciones y promesas que suenan a algo trabajadoras, con una
composición más próxima a la base social trabajadora.
Se equivocan quienes convierten el formar parte del gobierno
como una garantía de que habrán políticas más adecuadas a las necesidades
trabajadoras. En este caso no ven otra alternativa que la gestión. Pero de lo
que se trata es de la orientación general y básica de las políticas y no de sus
aledaños.
¿Podrá una Junta girar a la izquierda y vetar los márgenes
de déficit impuestos por el gobierno estatal? ¿Implementar recursos para la
inversión en infraestructuras y mantenimiento de los servicios en salud,
enseñanza, para construir puestos de trabajo y hacer retroceder el paro? ¿Vetar
el saqueo y vaciamiento de la haciendas de Ayuntamientos y Autonomías? ¿Imponer
las decisiones y derechos sindicales en las empresas y en las líneas maestras
de las decisiones empresariales?
La conclusión política entonces nos lleva a una mirada
positiva para resolver la acuciante situación de la clase trabajadora. Lo vital
es qué programas, qué políticas, qué movilización, qué tipo de organización
trabajadora y popular conviene impulsar. La posibilidad de hacerlo o no es lo
que determina el estar o no en el gobierno, el determinar al gobierno desde
dentro o desde fuera en el Parlamento de la Junta.
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Trinchera autonómica
Movilizar y gobernar
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