Felipe González y Juan Luis Cebrián, político y periodista,
son consejeros y directores áulicos que marcan los límites de la estrategia, y
los vericuetos tácticos, a seguir ante la crisis de la Corona del reino de
España y del régimen surgido de la segunda restauración borbónica.
Presentador y conferenciante, en la inauguración del Foro dela Nueva Comunicación ante un auditorio de poderosos dirigentes políticos y de
empresa y hombres del Estado, desgranaron su vademécum federalista para
resolver la crisis con Cataluña, conscientes del potente impacto de la
movilización de la "Via catalana hacia la independencia" con Asamblea
Nacional Catalana incluida.
“La independencia de Cataluña es imposible y galopar hacia
un imposible puede provocar una fractura política y social que cueste 30 o 40
años solucionar”, expuso el expresidente del gobierno, mientras criticaba
"la indefinición" del PSC, por entrar en la discusión sobre el
derecho a decidir. González ha defendido al PSOE en que hay que federalizar
España como única salida para Cataluña y el desgaste del Estado de las
Autonomías.
JL Cebrián insistió en esta idea pues "no es posible
porque esta comunidad autónoma no tiene el poder para declararla (la independencia)".
Señaló que la posibilidad debe ser la reforma de la Constitución, tanto para "resolver
el problema de Cataluña", como también para realizar su aspiración a un
modelo de financiación diferente y a encontrar un mayor reconocimiento de su
identidad. En este sentido la reforma del texto constitucional “para adaptar el
modelo federal a todas las instituciones", debe ser votado en referéndum después
de las próximas elecciones legislativas en 2015. Cataluña debe esperar a este
calendario.
En la prensa, José Luis Rodríguez Zapatero, se ha unido a
este coro federalista de obligada unión, para señalar que la Consulta sobre el
futuro político de Cataluña no es viable ni política ni jurídicamente, pues no
encaja en la Constitución ni en los tratados europeos en referencia a la UE.
La connivencia con la "tercera vía" de Duran Lleida,
de UDC y socio en CiU, es meridiana. La demanda popular de libertad y soberanía
queda recortada en los límites de un Pacto Fiscal, una nueva denominación para
la Autonomía Catalana, un encaje con España que no lamine del todo la
Autonomía. Una diferencia por ahora es que Duran Lleida ha indicado que se
tendría que votar en una consulta en Cataluña, mientras que los grandes
próceres socialistas neoliberales sólo prevén un referéndum en todo el Estado.
El telón de Aquiles de esta orientación y argumentación
reside en que la movilización popular en Cataluña tendría que cambiar su
tendencia de fondo, replegarse en todas las propuestas, y abandonar incluso la
movilización. Es decir, la ciudadanía motivada y movilizada tendría que frenar
y disolverse.
Quizás los padres del pacto en torno a la Constitución de
1978 pretenden emularse a sí mismos, para volver a frustrar las posibilidades
revolucionarias de libertad y república en Cataluña y por extensión en España.
Las terceras vías a lo Duran Lleida de remozo autonómico
confluyen con las propuestas de un Federalismo de Estado español monárquico o
de la Federalización del Reino de España.
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