Bildu gana

La presión masiva popular ha conseguido esta vez que el ejercicio de la libertad democrática de asociación y expresión venciera a la cacicada dictatorial que representaba el dictamen del Tribunal Supremo al anular la participación de Bildu en las elecciones municipales.

Bildu puede presentarse a las elecciones municipales. El Tribunal Constitucional ha tenido de desautorizar y echar atrás la ilegalización de las candidaturas de Bildu decidida por parte del Tribunal Supremo; ilegalización realizada a instancias de la Fiscalía y el gobierno de Estado desde su Ministerio de Interior.

Es una importante victoria democrática de la presión popular vasca y de la izquierda trabajadora en el Estado que ha sostenido y defendido el derecho de Bildu para participar.

En este caso el PP no ha podido salirse con su política reaccionaria contra el pueblo vasco. A diferencia de lo que ocurrió con el Estatuto de Cataluña que fue el Tribunal Constitucional el vehículo a través del cual el PP consiguió que se impusiera la anulación de las normas más significadas de la Carta Magna catalana.

Por lo tanto lo que ha cambiado no son ni el tribunal Supremo ni el Constitucional. En Euskadi ha sido una marea popular democrática que ha ido subiendo, con su epicentro de la nueva estrategia democrática de la izquierda abertzale, las decisiones de ETA, un potente segmento popular que pugna por las libertades plenas en Euskal Herria, una columna vertebral que va desde Batasuna, pasa por la ilegalizada Sortu, y ahora puede emerger desde la coalición de organizaciones legales Bildu (Eusko Alkartasuna, Alternatiba, e independientes). La izquierda abertzale se asienta sobre un movimiento popular sólidos. A tener en cuenta que esta movilización que amenazaba en convertirse en tsunami democrático político ha sido antes, durante y después de la tramitación de la Fiscalía de la ilegalización, y durante las deliberaciones del Tribunal Constitucional. La presión forzó que el gobierno vasco con su Lehendakari del PSE, el PSE, el PNV, alertasen al gobierno del Estado del PSOE del desastre de ilegitimidad que se podría producir en el caso de que se mantuviera la ilegalización de las candidaturas de Bildu. En Euskadi no han adormecido a la población con falsas ilusiones y promesas, ni confiado en negociaciones sobre alfombras gubernamentales.

Se ha luchado, masiva y unitariamente, y se ha conseguido ganar.