17/12/11

La 6ª Asamblea de EUiA es cosa de todas

La 6 ª Asamblea es cosa de todas y todos. Hemos señalado que uno de los aspectos esenciales de la próxima Asamblea Nacional era que fuera "la más participativa de toda la historia de EUiA", tal como expresó en Joan Josep Nuet.
Añado que el éxito de esta asamblea está en originar una ola de simpatía y compromiso que se impregne del espíritu y los métodos asamblearios de dinámica de grupos y propuestas consensuadas de la indignación 15M, ahora en las plazas descentralizadas, a la vez que entronque en lo más profundo del movimiento sindicalista, por tanto adquiera la fuerza desde las fábricas, mientras se nutre de los esfuerzos en todo el territorio y en lo más profundo en los barrios, escuelas y universidades.
Lo fundamental es conseguir un destilado que nos conduzca y nos permita elaborar y adoptar una orientación política emanada del empoderamiento del segmento ciudadano, votante nuestro y del abstencionista crítico, de las personas activistas simpatizantes y amigas, de todas aquellas que han asumido el compromiso de la afiliación, y sobre todo, de un cambio profundo de nuestras asambleas territoriales y coordinaciones.
La crisis económica, los cambios políticos con el predominio del PP y CiU, el final interruptus de la experiencia de la Generalitat de las izquierdas tripartitas, el desencanto y la indignación con "los políticos" "sus privilegios", y en "le llaman democracia pero no lo es ", son el contexto en que nos movemos. Le hemos de añadir que EUiA se queda lánguida en pluralidad, demasiado timorata hacia los nuevos movimientos de la gente joven, no ofrece coherencia y ha perdido hace tiempo la credibilidad como movimiento novedoso para construir alternativa de izquierdas.
EUiA nació hace trece años con el espíritu y la ilusión de levantar un movimiento de frente de izquierdas. Esta motivación que nos llevó a confluir hoy en día debe emerger de tres segmentos bien definidos: la juventud indignada del 15M de las plazas asamblearias, del sindicalismo resistente y combativo-tanto mayoritario como minoritario, pero en todos los casos unitario-, y de la juventud independentista que hace de la causa de la libertad nacional su expectativa de ruptura política y social.
Hace trece años las Asambleas Nacionales nacieron para hacerlas cada dos años. El aplazamiento a tres y cuatro años ha supuesto un mimetismo con el tiempo de los ciclos electorales, pero sobre todo ha mostrado que la dirección política languidece, se agota y queda amortizada, amortiguando la voz propia ante los acontecimientos.
Los cambios políticos necesitan otros ritmos, y los equipos de dirección deben seguir el ritmo ciudadano social en vez del electoral impuesto por una gran deficiencia democrática.
A veces se centra la importancia de los cambios en las personas, pero hay que tener una visión más completa y de conjunto. El principal cambio actual es que la orientación y la dirección política vaya de la adaptación institucional, expresada en una dirección política parlamentaria pero también en muchos casos municipalista, al arraigo en la base del tejido social.
En vez de trucos parlamentaristas y burocráticos, opacos y unilaterales, se necesita apertura y confluencia, luz y taquígrafos, transparencia y libertad de opiniones, acuerdos compartidos, participativos, en diálogo y consenso.
Para la Asamblea necesitamos un cambio de rumbo en la orientación política, cambio de formas, cambio en equipos colegiados hasta la misma coordinación, cambio en la coalición. Es tiempo de participar y compartir, dialogar y consensuar.

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