El gesto de no aceptar el plan privado de pensiones fue muy bien recibido, como
un talante de denuncia de los privilegios por parte de las personas diputadas
de la coalición de la izquierda entorno IU, en este caso lideradas por el
coordinador federal de IU, Cayo Lara, y el joven de ATTAC Málaga, Alberto
Garzón. La protesta en el hemiciclo de las Cortes por la exclusión del grupo en
torno IU de la Mesa del Parlamento también dispuso de un eco positivo, con
Llamazares obligando a suspender la votación. El plan en el acto del
aniversario constitucional siguió en esta estela de nuevos aires, con Cayo
Lara, Caridad García y Joan Josep Nuet.
En cambio el espectáculo sobre la distribución de tareas en el grupo parlamentario expresa un talante muy diferente, en este caso torpe, de malas prácticas, poco plural y participativo. El problema no está en la prensa, los twiters y redes sociales, sino en los hechos en sí mismos.
Ahora tenemos que arreglar el desaguisado y la mala imagen generada.
En la prensa sale de todo, con amenazas, criterios, denuncias y lecciones de quién es y quien se considera agraviado.
Encuentro positivo que emerja a la luz pública estos hechos y debate. Así podremos establecer criterios que sirvan para unas buenas prácticas parlamentarias entre grupos coaligados, con variedad de género y con gente joven.
Considero esencial que haya clamor popular por una coalición y un grupo parlamentario que trabaje en diálogo y en consenso unitario, sin trágalas de imposición de unas partes sobre otras, ni que sean mayoritarias. Un grupo que sea un inicio de la izquierda que queremos refundar, por lo tanto donde todos tengan juego y un mínimo espacio público rotatorio. Un grupo que haga acuerdos y actuaciones conjuntas con los socialistas, con Amaiur, con las izquierdas del grupo mixto, contra las políticas de la derecha, del PP y de CiU y el PNV. Un grupo parlamentario y unas personas diputadas comprometidas con las necesidades sociales y las movilizaciones para debilitar, para contener, para frenar y derrotar a la derecha. Un grupo que combine la complejidad de la lucha social contra la derecha de la crisis y los recortes, con las diferentes realidades nacionales del Estado plurinacional, por tanto combinando la representación de las izquierdas y de las coaliciones nacionales de la izquierda.
Eso es lo que se espera de un grupo de izquierdas, en vez de peleas chapuceras entre las señorías. Además, donde se valore la participación de un joven y de género con las tres diputadas.
Un grupo parlamentario que además de ser 11 personas diputadas de trece organizaciones diferentes, está formado por diputados/as de tres realidades plurales con 7 de IU-Los Verdes, 3 de ICV-EUiA (aquí repartidos en 2 de ICV y 1 de EUiA), 1 de CHA-IU Aragón (al cabo de un tiempo será 1 de IU Aragón-CHA).
Hasta ahora se ha ignorado que esta práctica tan poco honorable del grupo parlamentario estatal de la izquierda entorno IU, es la que se lleva en Cataluña por parte de ICV sometiendo a EUiA (aún no hace un año ICV echó a JJ Nuet de senador para poner unilateralmente a Joan Saura), de otra manera más grosera lo practicó lo que ahora es Compromís con EUPV, y la que imperó en el proceso de ruptura en las Islas Baleares.
Es un buen momento para enmendar errores. En todos los lugares. Animo a convertir las coaliciones en un útil vivo, basado en el diálogo y el consenso entre las entidades coligadas en igualdad
En cambio el espectáculo sobre la distribución de tareas en el grupo parlamentario expresa un talante muy diferente, en este caso torpe, de malas prácticas, poco plural y participativo. El problema no está en la prensa, los twiters y redes sociales, sino en los hechos en sí mismos.
Ahora tenemos que arreglar el desaguisado y la mala imagen generada.
En la prensa sale de todo, con amenazas, criterios, denuncias y lecciones de quién es y quien se considera agraviado.
Encuentro positivo que emerja a la luz pública estos hechos y debate. Así podremos establecer criterios que sirvan para unas buenas prácticas parlamentarias entre grupos coaligados, con variedad de género y con gente joven.
Considero esencial que haya clamor popular por una coalición y un grupo parlamentario que trabaje en diálogo y en consenso unitario, sin trágalas de imposición de unas partes sobre otras, ni que sean mayoritarias. Un grupo que sea un inicio de la izquierda que queremos refundar, por lo tanto donde todos tengan juego y un mínimo espacio público rotatorio. Un grupo que haga acuerdos y actuaciones conjuntas con los socialistas, con Amaiur, con las izquierdas del grupo mixto, contra las políticas de la derecha, del PP y de CiU y el PNV. Un grupo parlamentario y unas personas diputadas comprometidas con las necesidades sociales y las movilizaciones para debilitar, para contener, para frenar y derrotar a la derecha. Un grupo que combine la complejidad de la lucha social contra la derecha de la crisis y los recortes, con las diferentes realidades nacionales del Estado plurinacional, por tanto combinando la representación de las izquierdas y de las coaliciones nacionales de la izquierda.
Eso es lo que se espera de un grupo de izquierdas, en vez de peleas chapuceras entre las señorías. Además, donde se valore la participación de un joven y de género con las tres diputadas.
Un grupo parlamentario que además de ser 11 personas diputadas de trece organizaciones diferentes, está formado por diputados/as de tres realidades plurales con 7 de IU-Los Verdes, 3 de ICV-EUiA (aquí repartidos en 2 de ICV y 1 de EUiA), 1 de CHA-IU Aragón (al cabo de un tiempo será 1 de IU Aragón-CHA).
Hasta ahora se ha ignorado que esta práctica tan poco honorable del grupo parlamentario estatal de la izquierda entorno IU, es la que se lleva en Cataluña por parte de ICV sometiendo a EUiA (aún no hace un año ICV echó a JJ Nuet de senador para poner unilateralmente a Joan Saura), de otra manera más grosera lo practicó lo que ahora es Compromís con EUPV, y la que imperó en el proceso de ruptura en las Islas Baleares.
Es un buen momento para enmendar errores. En todos los lugares. Animo a convertir las coaliciones en un útil vivo, basado en el diálogo y el consenso entre las entidades coligadas en igualdad
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