El Congreso de Sevilla ha apretujado a un
PSOE desorientado, parapetado en recogimiento defensivo fetal en torno a un
aparato de las cavernas. Rubalcaba es un dinosauro superviviente cuya virtud es
poner cara cansina de sonrisa afectada e impasible, como expresión de millones
de gente trabajadora que no sabe cómo enfrentarse al PSOE y a los grandes
poderes dominantes de la burguesía europea. El PSOE sale mal, muy mal de su
congreso. Llenos de heridas y fisuras. El discurso de involución centralista de
Rubalcaba va contra la médula de una evolución federalista ni siquiera
asimétrica, con lo que se acerca a la orientación de liquidar las descentralización
de las autonomías que acaricia el PP. El repliegue al aparato provoca también
repliegues en los aparatos de las grandes federaciones. Rubalcaba tiene en su
imagen el síntoma Joaquín Almunia del que no se podrá desprender. Es la imagen
de la derrota electoral sin paliativos. En la carta de La Aurora se entra ese congreso.
El Congreso del PSOE: Los socialistas han
cerrado su congreso decidiendo que Rubalcaba sea el nuevo secretario general. O
sea, más de lo mismo. No ha sido suficiente la más amplia derrota electoral
sufrida por un dirigente socialista. Tampoco lo ha sido que el gobierno
Zapatero, del que Rubalcaba formó parte desde el primer día, haya sido
derrotado por el rechazo de la gente a sus políticas neoliberales, para que los
socialistas hayan decidido elegir la continuidad en el partido y en las propuestas
políticas.
No es que Chacón defendiera propuestas
políticas diferentes para enfrentarse a la derecha. Su discurso ha sido
bastante vacío de contenido, pero al menos era un cambio. El congreso lo ha
ganado la vieja guardia del aparato, los que ni saben ni quieren enfrentarse a
las políticas impuestas por los mercados y la Unión Europea, los que siguen
supeditados al PP, los que no quieren modificar en un sentido federal las relaciones
entre España y Catalunya y Euskadi, los que son capaces de imponer medidas
antipopulares aunque pierdan el apoyo de la población, los que justifican como
mal menor políticas que benefician los intereses de banqueros y grandes
capitalistas.
En este tiempo de crisis capitalista
profunda, de desesperanza para millones sin empleo, de falta de perspectivas
para la juventud, se necesita otra izquierda. Una izquierda que ponga por
delante los intereses de la población trabajadora, aunque eso signifique enfrentarse
a banqueros y capitalistas. Una izquierda que haga pagar a los más ricos las
consecuencias de la crisis; que haga de lo público una prioridad sobre los
intereses privados; que defienda los derechos nacionales como hay que defender
los derechos sociales, en fin, una izquierda que tenga como objetivo cambiar el
sistema capitalista por un sistema en el que la solidaridad y la satisfacción
de la mayoría pase por delante del beneficio de unos pocos. “Somos el 99%;
ellos son solo el 1%”
Construir esa nueva izquierda necesita de
muchas voluntades, muchas de ellas están entre la militancia y los votantes
socialistas. Necesitamos sumar fuerzas para luchar contra las políticas del PP.
Desde Izquierda Unida, EUiA, Amaiur… hay que crear lazos que nos permitan defendernos
juntos. De esas experiencias podrá surgir la nueva izquierda que la clase
trabajadora necesita para enfrentarse a la crisis capitalista. 8 de febrero 2012
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