5/3/09

Desbrozar claves

El eje social y el democrático nacional han marcado su impronta en la última etapa del gobierno vasco de coalición entre la derecha burguesa nacional vasca (PNV), su fracción más soberanista (EA), y la izquierda trabajadora federalista de libre adhesión de EBB.

La crisis económica, lo social, ha avanzado en las preocupaciones y en las condiciones de la población trabajadora. Esto ha introducido nuevas contradicciones entre los coaligados. Por supuesto con una EBB en creciente compromiso con la defensa laboral y la acción sindical, sobre los accidentes en el trabajo y la salud laboral. Pero con un PSE que se presenta como izquierda y alternativa frente a la derecha y el PNV.

En la fractura nacional han pesado otros factores. Indudable el efecto de distorsión completa e inmediata de la ilegalización de D3M. Ahora bien, incluso en este elemento podemos desbrozar factores profundos objetivos, como el cansancio a la hora de mantener esperanza y expectativas en avanzar en la libertad o en la negociación política con los mismos actores que no lo están consiguiendo.

Pasan los años, se suceden experiencias distintas, sin embargo se pospone cada vez lo que ahora denomina ambiguamente como el derecho a decidir, o la propuesta de la Consulta vasca del plan Ibarretxe. Es decir las aproximaciones al derecho democrático a la autodeterminación, incluidas las distintas tentativas del proceso o perspectiva para la paz.

Hace demasiados años que está por resolver, en una espiral y recovecos sin salida. Un proceso interrumpido y bloqueado en sucesivas etapas por los constitucionalistas centralistas estatales (PP, PSOE) y la represión legal, con el frente antiterrorista. Pero también cortocircuitado entre los sectores dominados, en la izquierda abertzale; con ETA instalada en la continuidad del terrorismo individual, con los atentados y muertes, impidiendo un desarrollo político-democrático de la opción Batasuna o similares, tipo Sinn Fein vasco.

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