Marcha a Madrid, Referéndum sobre los recortes. El retroceso social y de las libertades democráticas es
profundo y será duradero, aún no hay fondo. La clase dominante financiera y
gran propietaria europea hegemoniza una Unión Europea que se disloca social,
económica y en sus derechos y libertades democráticas. La alternativa
trabajadora y ciudadana hay que construirla, una tarea decisiva y ha de ser
europea desde todos los Estados de Europa. En este escenario hay y habrá movilización y lucha. De la movilización y de las confluencias sociales y políticas es desde donde se puede articular alternativas.
La población trabajadora alemana concilia porque no quiere
perder nivel de vida y considera que no tiene porqué asumir los costes "del
Sur" de Europa, como si la crisis fuera "de los demás". Grecia y
los Estados "del Sur" como España, asumen que hay que tener
austeridad y no despilfarrar, pero enseñan los dientes y empiezan a pelear
contra el descenso generalizado del nivel de vida, del trabajo, de la parte
social estatal en servicios sociales, pues consideran que no han de pagar la
deriva crítica de las grandes finanzas y de los bancos alemanes o franceses o
norteamericanos.
Los grandes jefes financieros, industriales, del comercio y
agrario-alimentarios tienen el timón y la brújula estropeadas, no entienden ni
controlan la marea de la crisis y van a la deriva en ella, arrasan y destruyen
como saturnos económicos encolerizados y sin entrañas.
La sacrosanta propiedad privada y sociedad capitalista
expone sus vergüenzas con su incapacidad de encauzar su inmensa capacidad
productiva, de sostener educación, techo, alimento, trabajo, con relaciones
libres e iguales entre las personas, entre los distintos segmentos sociales,
entre las mujeres y los hombres.
Habrá que voltear y cambiar de abajo a arriba esta sociedad
y sus pilares económicos.
Esa es la tarea en nuestro Siglo.
Hoy una marea social, sindical y ciudadana inunda Madrid, la
capital del Estado. Capacidad de decidir en un Referéndum sobre los recortes y
rescates. La semana pasada fue en Barcelona, Cataluña, que otra marea de clamor
popular exigió su libertad democrática nacional de decidir.
La clase trabajadora y la población ha de diferenciarse,
independizarse, de los intereses, liderazgos y hegemonías de la clase dominante
europea, española y catalana, en este sentido de unos Estados cuyos gobiernos
aplican unas políticas nefastas para la población trabajadora y para el
"99 %" de la ciudadanía.
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