Con la misma camisa, el mismo jersey algunos confeccionados en la misma modesta casa por y con su compañera de la vida, con la clase trabajadora y el sindicalismo siempre, en la lucha de clases contra el capitalismo, con la izquierda con todas sus debilidades y contradicciones.
El discurso oratorio sonoro y vibrante, mitinero, de la escuela obrera en la lucha antifranquista.
Defensor de la implicación inevitable trabajadora en la lucha de clases para poner coto al capitalismo y avanzar en el camino a la sociedad socialista. Curtido en lucha tras lucha, con la experiencia del sabor agridulce de pactos en los que el poder burgués aprovechaba para disgregar la fuerza y conciencia política trabajadora.
Un dirigente obrero sindicalista que se ha mantenido sencillo, modesto, fiel a sus orígenes obreros, distanciado de sus camaradas políticos que han medrado en el poder y se han dejado seducir por los encantos de la burguesía y de sus gestores.
Marcelino Camacho nos ha dejado en momentos en que la huelga general aún está caliente, con la población trabajadora desgranando la madeja de conseguir materializar su éxito en hacer retroceder a la patronal y al gobierno de Zapatero-Rubalcaba-Salgado con la rectificación de la reforma laboral. El mejor homenaje al dirigente sindicalista "de clase" es continuar la movilización de la huelga con las convocatorias unitarias de las movilizaciones masivas del 18 de diciembre.
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