"El tripartito ha hecho un gran servicio, pero su tiempo ha pasado", "no lo reeditaremos aunque sumemos", resonó en el Gran Teatro del Liceo. Es el punto y aparte de Montilla, presidente de la Generalitat de Catalunya, jefe del gobierno del PSC con ERC e ICV-EUiA, cabeza de cartel del PSC para las elecciones autonómicas del 28 de noviembre. Los aplausos los empieza Zapatero, presidente del gobierno español.
El anuncio tiene una gran dosis electoral con un ácido realismo y un resabio amargo premonitorio postelectoral. Montilla renuncia a la izquierda plural, mientras anticipa el réquiem del fracaso político de su gobierno. La imagen de presidente gestor y eficaz, "Fets" (hechos y no palabras) no ha podido evitar su incapacidad para conectar y asumir las principales demandas sociales y democráticas de la población catalana. El gobierno de las izquierdas del pacto de Entesa se ha dividido en las propuestas políticas básicas y en cada confrontación popular. El tripartito hegemonizado por la política del PSC de Montilla no ha conseguido establecer un proyecto político para su base social y la ciudadanía trabajadora.
La realidad de Montilla es que no está dispuesto ni puede asumir las peticiones populares de las dos grandes movilizaciones masivas en Cataluña, las que han dividido sin remisión este gobierno. Se trata de la defensa del somos una nación y el derecho a decidir (Manifestación del 10 de julio), y de la rectificación de la reforma laboral (huelga general y manifestación del 29 de septiembre). Los desencuentros entre los tres aliados evidencian la endeblez de sus pactos.
La movilización para una nueva mayoría de izquierdas más a la izquierda basada en la estela de la conciencia democrática con un referéndum para decidir, y la exigencia sindicalista de cambio en las políticas de reforma laboral, necesita superar el aferrarse como clavo ardiente a un gobierno repudiado hasta por su principal hacedor.
La coalición ICV-EUiA está en condiciones de transmitir la crítica de la experiencia realizada -lo positivo conseguido y lo negativo que pesa como una losa- para convertirla en un eje positivo con el que formular y construir alternativa política sin las servidumbres de las políticas neoliberales tamizadas por el PSC. Estas políticas son las que han generado la repulsa y la desafección popular, diluyendo el apoyo social inicial. La alternativa hay que construirla con la gente trabajadora desde esa experiencia y frente a esas políticas que ceden y pactan con CiU.
Montilla renuncia a la izquierda 'a secas'... (no hace falta añadir ni 'plural' ni nada más).
ResponderEliminarLa Izquierda real es la que debería haberse 'plantao' hace tiempo, hacer un "punt i a part" y decir que con semejante neoliberal La Izquierda no tiene nada que hacer.
Pero bueno, no descubrimos nada nuevo. El PSOE está suplicando el abrazo del oso con CiU y Montilla no se va a quedar en medio. Saludos, compañero
La izquierda es muy timorata, la real y la difuminada; necesita inyección movilizadora sindical trabajadora.
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