Kalvellido. |
Es notable la diferencia de cuando Alfonso Guerra se jactó
de haber "cepillado y limpiado como una patena" la renovación del
Estatuto catalán. La limpieza, desde la óptica española, liquidó de la parte
normativa del Estatut, catalán, todo atisbo de derecho a la autodeterminación y
a una Fiscalidad autonómica. Por supuesto hay diferencia de cuando el TC anuló
lisa y llanamente el Estatut adoptado en Cataluña y por las Cortes españolas.
Entonces no hubo ningún manifiesto de brotes federalistas a favor del Estatut
catalán renovado. Tampoco hubo ningún manifiesto federalizador contra el
atropello constitucional a la pequeña parte de soberanía catalana. El
desarrollo del Estado de las Autonomías pasó a mejor vida, fallido por la
re-centralización del gobierno PSOE de Zapatero-Rubalcaba, acentuada con el
gobierno PP. El federalismo español yacía tranquilo en el lecho del Estado español
único y unido de la Monarquía por una sacrosanta legalidad constitucional
inalterable, sin percibir agresión alguna a la soberanía ciudadana de las esquilmadas
renovaciones autonómicas.
Ahora la mayoría de los manifiestos sobre el federalismo,
van a defender el encaje catalán desde la óptica de los intereses y
mantenimiento del actual Estado y Constitución española, como portavoces del
pueblo español. Estos manifiestos, en distintos grados, son contrarios a la
libre y soberana decisión ciudadana de Cataluña. Son manifiestos contra la
independencia (separación, segregación), por supuesto.
Pero quizás lo más significativo de quienes son prominentes
demócratas, y muchas de las personas comprometidas con las libertades mil y
causas sociales, es la negación lisa y llana de una soberanía ciudadana popular
plena. Ninguna mención a una ciudadanía completa para el pueblo español, es
decir republicana. Los brotes federales son de negación precisa del derecho
unilateral de un pueblo a ejercer su soberanía con el derecho a la
autodeterminación, según legislación y declaraciones internacionales.
Se repite como un eco que el Estado español, democrático se
apostilla, no puede existir sin Cataluña. Entonces ¿porqué no se ha negociado
con Cataluña este encaje imprescindible? Se propaga que la secesión provocará
la fractura social ¿acaso no es la crisis de los potentados lo que está
destruyendo lo social y forzando la involución democrática? El coro federal
canta en distintos tonos: Hay que escuchar y respetar lo que quiera la
población catalana, pero es la población española quien decide sobre toda
España y por lo tanto sobre Cataluña, faltaría más en una ley, legalidad y
"orden constitucional pactado por todos". Olvidan que el pacto de
transición de la dictadura a la monarquía parlamentaria fue tutelado por el
ejército franquista, jueces, jerarcas y financieros y, en ese sentido, tuvo más
de imposición que de revolución democrática.
Por si hay dudas pervive la foto del golpe de estado del coronel Tejero,
con el que se firmó "pacto del capó" que determinó los límites
nacional españoles a la Monarquía Autonómica.
Eso no es diálogo ni acuerdo democrático, es imposición de
una ley y una Constitución que una parte, aunque sea mayoritaria, considera
inalterable y eterna, excepto cuando lo mandan los poderes económicos de la
Unión Europea.
El octavo manifiesto que he contabilizado (aunque hay un
noveno que no tengo disponible, y un décimo que acaba de surgir desde Galicia),
es "A favor de la izquierda y del federalismo para responder al crecientesecesionismo", o según el diario que la ha promocionado "por el
federalismo y el consenso".
Suso de Toro ha captado la esencia de este manifiesto (alude
también al noveno). Así el escritor gallego señala en clave democrática nítida:
"Se dirigen a los catalanes razonando los beneficios de seguir como están
y los peligros de probar la independencia pero da la impresión de que los
firmantes vivieron una realidad distinta de la que vivió la mayor parte de los
catalanes. (...) Se estará a favor del federalismo, del centralismo, de la
independencia o de lo que sea pero si los catalanes quieren decidir su futuro
los demócratas deben reconocerles ese derecho". Suso de Toro en eldiario.es
Un resumen de este octavo manifiesto mencionado, podría ser:
a) seguimos la hoja de ruta del federalismo de obligada unión de JL Cebrián; b)
está contra el secesionismo, contra la independencia de Cataluña; c) la
secesión sería la gota que desbordaría el contenido social del vaso; d) hay que
acatar el orden constitucional y no violentar la ley vigente; e) el resto de
los españoles han de tomar en consideración el sentimiento catalán y respetarlo
para encontrar una solución adecuada y respetuosa, como compromiso
irrenunciable... pero...hay que saber que muchas voces reclaman seguir
avanzando juntos; f) no defiende que sea el pueblo catalán sea quien pueda y
quien tenga que decidir, quien haga efectivo su derecho a la soberanía; g) en
cambio se afirma la posibilidad de un mejor encaje, una financiación y una
federalización autonomista ampliando la Constitución de 1978; h) asegura que la
Constitución de 1978 y el Estatut de 2006 no niegan el ejercer su derecho a
decidir; i) presenta una realidad grotesca por inexistente, niega lo que ha
sucedido y lo que vivido en lo constitucional autonómico durante los últimos treinta
y cuatro años, carga las tintas contra los partidos que apoyan la fulminante
independencia de Cataluña, tergiversa a conciencia las causas de la evolución plurinacional
y el creciente rechazo al Estado español; j) es doloroso y lamentable ver
firmas como la de la querida escritora Almudena Grandes.
El manifiesto "A favor de la izquierda y del
federalismo para responder al creciente secesionismo" rezuma un rancio
olor a neo-"Una, grande y libre..." (de destino en lo universal) de
la máxima joseantoniana.
La convicción democrática republicana de muchas de las
personas firmantes, no de todas, se ve sometida a una pleitesía a la Constitución
de 1978 y a un breve pero intenso panegírico a la transición a la monarquía:
"(actúan)... sin atender al orden constitucional pactado por todos", "La
transición de la dictadura a la democracia se hizo de la ley a la ley pasando
por la ley", "los independentistas... (para su) transición nacional...
se proponen violentar la ley democrática, hecha por todos y para todos, con el
propósito de alumbrar una ley nueva... sin contar con los demás".
¿De qué serviría el derecho a la autodeterminación si no es
posible ejercer este derecho?
A qué viene el párrafo de "compromiso irrenunciable"
según la "convicción democrática" a "tomar en consideración"
si se manifiesta un sentimiento mayoritario "contrario de modo
irreductible y permanente al mantenimiento de las instituciones que todos nos
dimos...". ¿Es un compromiso firme o un tranquilizante de conciencias democráticas
para no reconocer lo que es el fondo práctico del asunto? ¿Puede la ciudadanía
de Cataluña decidir por referéndum su futuro institucional según decisión
soberana y unilateral, o es una decisión a realizar "entre todos juntos"
para no "violentar la ley", como afirma el manifiesto? ¿Cómo se puede
volver atrás de las negativas a la renovación del Estatut? ¿Qué pasó con el
portazo al Plan Ibarretxe que bloqué la consulta vasca? ¿Cómo van a
federalizarse unas autonomías moribundas, en estado de intervención, y con la
doble presión del rescate? ¿Porqué sería imposible un Estado catalán dentro de
Europa? ¿Qué significa que "sin su aportación solidaria (la de Cataluña)
no puede entenderse la España democrática"? El párrafo en cuestión es
artificioso por tramposo y falso.
Al menos en la movilización masiva popular ciudadana, tal
cual fue el 11 de septiembre, se trata de "Libertad, Independencia, Nuevo
Estado de Europa". Con esta presión popular lo que está en el horizonte de
la próxima legislatura es una consulta o referéndum vinculante.
Esta consulta soberanista ha substituido de momento a la
propuesta del presidente Mas y de CiU que era la de negociar un Pacto Fiscal
entre Cataluña y el Estado español, cosa a la que el gobierno del Estado
español, a través del presidente Rajoy del PP, rechazó de plano.
Lo más lógico sería que las personas de convicciones democráticas
y federalistas, tomaran nota de la realidad política. Ya no se puede seguir
como hasta ahora. No lo permite la crisis, ni la gestión nefasta de la crisis,
ni la evolución de los sentimientos nacionales y realidades territoriales
existentes en el Estado español.
Es tiempo de enfocar el hecho nacional según un tiple pacto
de soberanía. Europea, estatal y nacional. La clave democrática está en torno a
tres procesos constituyentes que pueden divergir o confluir: uno en Cataluña (y
sin borrar al País Vasco y a Galicia), otro en España, y el tercero en Europa. Es
tiempo para garantizar una república catalana, libre y social, libremente relacionada
con los pueblos, naciones y Estados, si así lo decide la ciudadanía en Cataluña.
No hay comentarios:
Publicar un comentario