Obediencia a la soberanía catalana y desobediencia al Estado
que la impida.
El punto más avanzado de posible ruptura de la Constitución
del Estado español monárquico radica en la impresionante movilización catalana por
la libertad y la soberanía de Cataluña.
La Diada (11 de Septiembre, fiesta nacional de Cataluña) de la
V de este año ha sido contundente y abrumadora, emotiva y alegre. Once Kilómetros
de Gran Vía y Diagonal, 550.000 inscritas, 1,8 millones de personas que quieren
Consulta y Votar el 9 de Noviembre. Voluntad, Votar, Victoria.
El contraste del unionismo centralista y federalista del
frente contra la consulta en Tarragona es ilustrativo (asistencia entre 1.500 y
3.000 personas según municipio u organizadores).
La consulta une al pueblo. La no consulta es lo que rompe la
convivencia cívica catalana. El Estado del Reino de España, el PP y el PSOE, lo
tienen bien crudo. El unionismo del régimen monárquico bi-partidista es de
involución democrática y contra la libertad de Cataluña, pero también al mismo
tiempo va contra el pueblo español.
La población de Cataluña se ha expresado por boca de la
presidenta de la ANC, Carme Forcadell, al concluir la giga "V" con el
clamor de convocamos la Consulta:
"Parlamento, Gobierno, Presidente: Pongan las urnas!"
La repercusión en el Consell Nacional de EUiA estuvo el
sábado a la altura de los acontecimientos: "Una ventana, una oportunidad, un
resquicio, una situación de pre-ruptura".
"Somos una fuerza rupturista", "Difícil pensar
en una república mientras haya el estado de las Autonomías", las
autonomías cierran el paso a la república", "nuestra propuesta estratégica
es la república catalana", "Cataluña sólo será libre sin el Borbón",
"la alternativa a la Consulta del 9 N es la propia consulta". "El
pueblo decidirá y nosotros aceptaremos". JJ Nuet fue contundente en la
defensa del proceso, situando a IU y el grupo parlamentario de la Izquierda Plural
como fuerza estatal avalista de este derecho a decidir.
Un elemento clave radica en la obediencia a seguir. El
portavoz de Alternativa Jove, Enrique Aragonés, mencionó esto con claridad: "Sencillamente
necesitamos cumplir y ejecutar la Declaración de soberanía del Parlament",
que dice "El pueblo de Cataluña tiene, por razones de legitimidad democrática,
carácter de sujeto político y jurídico soberano."
Entonces necesitamos plantearnos qué hacer cuando el Tribunal
Constitucional suspenda la convocatoria de la consulta del 9 N. ¿Obedecemos a
la soberanía catalana y desobedecemos la estatal española o acatamos el TC y no
cumplimos con el clamor popular de soberanía legítima ciudadana?
¿Qué hacemos cuando el TC y el gobierno estatal pretendan
que el gobierno catalán no ponga las urnas para que la ciudadanía no pueda votar
y así se impida decidir?
Los conceptos utilizados en el consejo nacional han sido
"desobediencia, desacato, insumisión, rebeldía", en el sentido personal,
collectivo e institucional.
La desobediencia, para ser efectiva, "ejercida" ha
dicho por otro miembro de Alternativa Jove, debe ser algo más que simbólica en
la intimidad de cada hogar o de la oratoria eufórica dentro de cada entidad. La
desobediencia sólo tiene valor político cuando se ejerce públicamente, en
especial por parte de los y las responsables institucionales electos, gubernamentales
y en este caso del presidente.
Si no se pudiera hacer la desobediencia desde las
instituciones por el hecho de que es ilegal según las leyes constitucionales del
Estado autonómico, razón de más para construir nueva legalidad catalana que
abra el proceso constituyente democrático. Es la vía hacia la república Catalana.
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