28/2/13

Fractura entre el PSOE y PSC





Trece personas diputadas de las catorce del PSC han votado la propuesta sobre el derecho a la autodeterminación en el Congreso. La deconstrucción del PSC parece algo difícil de evitar.
Los conflictivos lazos y tenues puentes entre las organizaciones estatales y las catalanas, autonómicas o nacionales, han sufrido un nuevo batacazo con este desencuentro entre el PSOE y el PSC.
Agrava esa fractura la tendencia a una ruptura del PSC. Es un choque entre una componente asentada en su base social trabajadora y de capas profesionales de identidad catalana, y otra basada en una identidad más decantada a la española. El espectro de un PSC catalán de Catalunya y un PSOE con su Federación diferenciada en Cataluña, ha recorrido el Congreso en boca de Alfonso Guerra y de otros dirigentes. En Cataluña puede hacer estragos en un PSC al que le salen enanos en todas partes, incluidas las manos en la masa pringadas en las tramas de corrupción. El alcalde de Sabadell, Bustos, es un ejemplo y no aislado.
El fondo reside en la presión ambiental de una conciencia popular que cada día que pasa incrementa la adhesión a ejercer el derecho a la autodeterminación y a decidir en consulta vinculante. Mientras la clara reivindicación mayoritaria de soberanía y libertad de decisión sobre las instituciones catalanas y españolas y su relación entre ellas, gira en el imaginario popular de la ciudadanía a considerar la independencia y la separación como una necesidad política para la existencia y el progreso social y político de Catalunya.
La negativa y obstinación española a la reforma de la Constitución, e incluso a un mayor margen de libertad para Cataluña en el marco del Estado español monárquico, son factores que corroen y minan el terreno del Estado único. La obligatoriedad de una unidad forzada pierde adeptos por momentos.
El PSC dio la espalda a la manifestación nacional del 11 de septiembre. Ignora la Asamblea Nacional Catalana. En cambio la UGT se está comprometiendo de forma muy clara en el proceso catalán por el derecho a decidir en el Parlament de Catalunya. El PSC se dividió en 15 votos en contra de la Declaración de soberanía del Parlamento catalán y 5 que no votaron. Ahora su giro en el Parlamento español muestra que esta política le es insostenible.
La confluencia del socialismo español con el catalán en el periodo de la Transición, se trueca en desencuentro y división, cuando esa transición con restauración borbónica incluida, sufre un proceso de descomposición y desmoronamiento. La crisis económica, la corrupción y el agotamiento de las Autonomías son los actuales jinetes del Apocalipsis para el Reino de España y el gobierno del PP. Por supuesto si las izquierdas se mueven al compás de los tiempos, quizás también podría ser una losa social inmensa que cercenase el poder y la hegemonía burguesa nacional de fuerzas como CiU y el PNV.
Los defensores de la unidad estatal obligada, sin ejercer la libre soberanía nacional en igualdad democrática, se están estrellando ante la nueva conciencia y voluntad popular. Similar a los que propugnan que toda la ciudadanía española tiene que decidir sobre uno de sus pueblos, o si acepta lo que quieran hacer en Cataluña, Euskadi y Galicia.
Van con el paso cambiado en la rueda actual de la historia quienes se aferran a las variantes de las concepcionesfederalistas de obligada unión; es decir que sólo aceptan consultar a condición de que nadie pueda votar y decidir independencia, o constituir su propio Estado o separarse del actual, o de establecer una relaciones federales o confederales entre Estados.
En esa debacle socialista, está apareciendo con fuerza un nuevo concepto en Cataluña: unionistas. Unionistas centralistas estatales, o unionistas federalistas. Es en contraposición a la necesidad de disponer de la soberanía nacional para decidir qué hacer; o de la libre relación que puede oscilar, desde un paso de ruptura con la actual Monarquía y Estado mediante la independencia, a la separación sin conexión o hasta nuevas fórmulas de relación política.

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