Uzkudun es una persona comprometida, de pocas palabras que siempre acompaña con gestos que lo dicen todo, con un arrojo a prueba de chaparrones, elemento natural y metáfora política que en la tierra euskaldun son de alivio.
Si hay alguna aldea gala irreductible en Europa a prueba de
romanos, con su Asterix y Obelix, Euskal Herria es una de ellas, y Jesús
Uzkudun unos de sus sencillos y honestos habitantes, beligerante y abnegado
defensor de la libertad de su terruño, de la emancipación de su pueblo, y del
compromiso de los derechos trabajadores y sociales desde el sindicato de CCOO. A
Uzkudun le conoce la patronal por su temple de acción social inalterable e
incorruptible. Es también el sindicalista de la mano tendida y tejedor de mil y
un puentes con todas las causas del pueblo vasco y del mundo abertzale que han
sufrido la represión e injusticia estatal y también autonómica.
Desde el compromiso con CCOO y en EBB, miembro en un tiempo
del Consejo Político federal de IU, Uzkudun forma parte hoy de la asociación
Erabaki, definida por la propuesta de la necesidad de un Frente amplio, con la
alianza entre independentistas, soberanistas y federalistas en Euskal Herria,
pero también en el Estado. Erabaki en las últimas contiendas electorales
generales, municipales y autonómicas promovió el apoyo y el voto para las
nuevas coaliciones autodeterminacionistas EH Bildu y Amaiur.
El sábado pasado compartía con Jesús la participación como
invitados en el congreso fundacional de Sortu en Iruña. Nos rodeaba una dulce y
suave nevada que esparcía en el ánimo una sensación de paz y para muchas de
felicidad. El frío cortante, seco y sano, daba una perspectiva de vida de un
blanco níveo de libertad, con un gris plomo premonitorio de lo mucho que hay
que superar.
Incluyo un extracto de la entrevista a Jesús Uzkudun en
Noticias de Gipuzkoa, reproducida en La Aurora.
Una vida dedicada al movimiento obrero. Reproducimos esta
entrevista a Jesús Uzkudun, que ha sido responsable de Salud Laboral de CCOO de
Euskadi y que ha desarrollado una larga actividad militante en el movimiento
obrero y en la lucha por el socialismo. La foto es de G. Estrada. 26 de Febrero
de 2013.
Ha "pillado a tiempo" un contrato de relevo para
prejubilarse y deja la dirección de CCOO-Euskadi tras 17 años como responsable
de Salud Laboral. El reconocimiento de las muertes por amianto en el trabajo ha
sido su caballo de batalla. Uzkudun cree que "alguna mutua se alegra"
de su marcha.
Antes de hablar del amianto... En Orbegozo de Hernani, donde
yo trabajaba entonces, fuimos el campo de pruebas de la reconversión
industrial, que empezó con el acero especial, en 1984. Hubo huelgas de dos
meses y pico. Decirnos en aquellos años que una empresa de 1.500 obreros como
Orbegozo iba a cerrar, era impensable, pero sucedió. En aquel momento, había
unas peleas muy duras. Cuando algunos hablan ahora de violencia... (sonríe).
¿Y 30 años después, con qué sensación se va? Me voy con una
gran satisfacción personal. Es que hace 30 años... La salud laboral la
relacionaba la gente con el plus penoso, tóxico y peligroso. Hoy hemos avanzado
mucho, aunque queda otro tanto. Y en ese terreno, he sido protagonista o, al
menos, tuerto en un país de ciegos.
En los años 90 yo comía amianto. En 1982, asumí la
responsabilidad de salud laboral del sindicato en Gipuzkoa, y luego en la
Federación del Metal; y desde 1996 fui responsable de Salud Laboral de CCOO en
la CAV. Para entonces, había leído alguna cosa del amianto, pero creía que se
ceñía a empresas de producción de esta sustancia. A finales de los 90, por
cambios en el mantenimiento de la fábrica, me tocó reparar las zapatas de freno
terribles de las grúas, de las reductoras, etcétera. ¡Cortábamos cada taco de
amianto! Limpiábamos el taller con aire a presión y salíamos blancos. El
amianto en la siderurgia se andaba como los caramelos en la puerta de la
escuela.
A partir del 97 y 98, ya como responsable confederal de
Salud Laboral de CCOO, cuando me llega más información. Me pasaron el caso de
un mecánico de Vitoria, Bustos, el padre de la abogada de la asociación
Asviamie. Era mecánico de reparación de coches y tenía un mesotelioma. En aquel
juicio nos tumbaron. Al poco tiempo tuve un caso de un compañero de una pequeña
fundición de Legazpi. Y conseguí que se reconociera la muerte por amianto. Ahí
empiezan a llegar más casos.
Y se convierte en una referencia... A mí me han acusado muchas
veces, desde Osalan incluso, de que estoy generando alarma social. Pero el
resultado está ahí y yo me siento satisfecho de que, de alguna manera, lo del
amianto ha puesto en el candelero que hay muchas sustancias cancerígenas en el
puesto de trabajo. Mientras han estado ocultas, nadie se ha preocupado de hacer
la prevención de esas cosas. Posteriormente, ha venido la silicosis de los
aglomerados de cuarzo: chavales de 30 años con incapacidad. También tenemos
ahora algún juicio de cáncer por cromo y níquel, de amplio uso en la industria.
Es el momento de meterle el diente al tema de las lesiones
musculoesqueléticas, las tendinitis, los problemas de espaldas, etcétera. Y los
riesgos psicosociales. Y quiero insistir en una cosa. En estos momentos de
crisis, empezando por la administración y siguiendo por las empresas, todo el
mundo quiere ahorrar en prevención; y digo: ¡Vaya ruina!
¿Hay que reinventar el sindicalismo o va por el buen camino?
Yo diría renovar permanentemente.
¿Es factible esa unión? En Euskadi hubo una huelga general
en la que todos coincidimos (29-M)... y llenamos las calles. Fuimos por
separado y fracasamos. Creo que el currela tiene el sentimiento de que juntos
somos algo, pero desunidos estamos jodidos.
Y siempre en CCOO. ¿Qué significan para usted estas siglas? Un
colectivo al que le he dado mucho y que me ha dado mucho. Pero sobre todo, un
valor: el aprendizaje de vivir diferentes sensibilidades colectivas y eso, en
Euskadi, nos viene bien. Dentro del sindicato hemos tenido momentos de conflicto.
Para algunos yo he sido un abertzale y para otros, hasta filoterrorista; en el
pueblo (vive en Hernani desde los ocho años), incluso, un españolista; pero
haber impulsado el primer plan de euskera en el sindicato, haber puesto en
marcha en ese terreno diferentes sensibilidades, a mí me ha aportado mucho.
Cuénteme sus pinitos en la política. Me inicié en el Frente
Obrero de ETA, en 1969. Luego hubo una evolución, inmediatamente rompemos con
ETA, hacia las corrientes marxistas, revolucionarias, el troskismo...
Posterior, tuve un periodo en Ezker Batua. Fui candidato incluso, desde cuando
Madrazo entró al Gobierno hasta el proceso de descomposición de Ezker Batua, en
la cual, en la última asamblea, en la ruptura con Ezker Anitza, unos decidimos
irnos y constituimos un colectivo que piensa que hay que ir a un frente amplio
de la izquierda vasca.
¿Por qué CCOO y no LAB? Para empezar, porque entonces no
existía LAB. Eso para empezar. Tampoco ELA, o al menos no los conocía. O eran
otra cosa. Pero bueno, entré en la dirección de CCOO como disidente; yo
representaba a la corriente de izquierda sindical. No voy a decir que
estuviéramos en todo de acuerdo, pero hemos alcanzado importantes acuerdos para
el sindicato. Y en cosas que haya que actuar personalmente, pues lo hago a
título individual. Y así he podido dejar mi cara en otras muchas batallas: con
Lokarri, Elkarri, en defensa de los derechos humanos, la pacificación...
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