El marido de Dolores Cospedal, secretaria general del PP, ha
aflorado el asalto a las principales empresas, privadas y públicas, y a las
responsabilidades estatales como codiciado botín económico derivado del
resultado electoral.
Estos salarios de privilegio son apenas unas migajas de los
pingües beneficios que las empresas piensan conseguir a través de buenas
conexiones y relaciones con el poder político.
El poder de mayoría absoluta que los votos han otorgado al
PP, y casi a CiU en Cataluña, lubrifica los ingresos de una ínfima casta de
jefes. La misma mayoría del PP y CiU se usa a fondo en rebajar los sueldos de
toda la ciudadanía. Los ingresos directos se recortan, los indirectos en servicios
y derechos públicos estatales se liquidan, los puestos de trabajo siguen
destruyéndose con el resultado de más de cinco millones de personas en el paro
que también fuerzan a la baja el salario de quienes pueden hacer su jornada
laboral. Mientras, la crisis no da ningún síntoma de aminorarse o de mejora, al
contrario empeora como la solvencia del la deuda estatal. Las medidas gubernamentales
son perjudiciales para la mayoría de las personas y para la economía, incluidas
quienes han votado PP y CiU.
El nepotismo contribuye al botín de los sueldazos.
Barrer el nepotismo de Estado con los privilegios económicos
y de todo tipo es una demanda de salud pública, señalada por el 15 M, como lo
fue de forma estricta en la revolución de la Comuna de París, nada menos que en
1871. Seguiremos en la brecha por el "no a los privilegios de políticos y
banqueros".
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