Se gana o se pierde, también se puede quedar en tablas. Nada
está asegurado, ni nada está perdido de antemano. No se consigue, o seguro se
pierde, aquello por lo que no se moviliza y lucha. El retroceso laboral, social
y político que provoca la crisis, y acrecienta las medidas de los gobiernos
para obedecer y contentar a la patronal y su capital, es de una violencia
social, institucional y empresarial de gran envergadura. Se puede aducir que no
hay sangre ni muertes visibles, pero sí hay una guerra desatada del capital y
el mercado contra el trabajo y las condiciones de vida trabajadoras. Y hay
víctimas graves con las cinco millones trescientas mil personas condenadas al
paro, además en proceso de crecimiento. Las "muertes" de los puestos
de trabajo que se destruyen son para mantener los intereses y la existencia de
una minoría parasitaria de poderosos señores de la guerra económica del capital.
Hemos de hacer frente a estos gremios patronal gubernamentales ahora con la
huelga general del 29 M. Sigo con la carta de La Aurora.
Esta huelga la tenemos que ganar. El proceso de movilización
para el día 29 está en marcha. En las asambleas se constata el rechazo a la
reforma laboral y a los recortes; en la calle la ciudadanía acoge con interés
la información; en muchos lugares se están reuniendo las fuerzas sindicales,
políticas y asociativas para iniciar procesos unitarios de apoyo y sostén a la
huelga; en casi cada comentario se confirma que el ambiente es mucho mejor que
ante la pasada huelga general del 29 de septiembre de 2010. Queda trabajo por
hacer. La situación es dura, hay 5 millones de parados y con la reforma laboral
los empresarios atemorizan a las plantillas. Las presiones y amenazas se han
generalizado. No faltan argumentos contra la reforma ni ganas de echarla atrás,
pero hay mucho temor, mucho miedo entre la clase trabajadora. Hay que redoblar
el esfuerzo para combatirlo. Las semanas que ya llevamos de aplicación de la
reforma demuestran para lo que sirve: más despidos y más baratos, menos
defensas y más arbitrariedades empresariales. Como ante cada huelga general, la
derecha clama por la libertad de ir a trabajar. Debido a la crisis capitalista
5 millones de personas no podrán ir a trabajar. No hay libertad cuando el
patrón amenaza con el despido y la reforma quita derechos. Los piquetes
informativos serán el día 29 los verdaderos defensores de la libertad, de que
el trabajador o trabajadora se sienta en condiciones de decidir si secunda o no
la huelga. También quieren hacer creer que la huelga no servirá para nada. Lo
que no sirve es no hacer nada. Sólo la lucha puede permitir cambiar la relación
de fuerzas. Nada está escrito por adelantado, depende de la lucha de clases. El
gobierno Aznar se vio obligado a retirar un decretazo y tuvo que dimitir el
ministro de Trabajo. Cierto que la situación no es la misma, pero todas tienen
sus particularidades, lo importante es la capacidad de lucha. Si la huelga
triunfa las cosas no serán igual. Ni teniendo mayoría absoluta el PP podrá
gobernar de la misma manera. Que el paro sea general en las empresas, que las
ciudades se paralicen y que las manifestaciones sean realmente masivas es la
condición para que la huelga tenga sus resultados.
Será dura. Costará esfuerzo, pero esta huelga hay que
ganarla. 20 de marzo de 2012
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