La presión social florece con un colorida y fuerza envidiable. El mar social ha inundado Madrid. Las seis columnas de la Marcha de la dignidad 22 M han consumado un éxito irrefutable. Gloria a las y los marchistas. Son nuestros héroes y heroínas.
El futuro es en clave social. Defraudar esta capacidad de
movilización es una traición que nos retrotraería a los tiempos más oscuros de
la humanidad.
La capital del Reino de España ha retumbado haciendo temblar
la reacción encaramada en el gobierno del PP, con un PSOE cuya dirección
acaricia y sueña y labora por trasladar la gran coalición alemana al territorio
patrio de la Monarquía española.
Las marchas han conseguido aunar y confluir todas las reivindicaciones
y necesidades.
¡Pan, trabajo y techo!
Todo un programa para el cambio social y político. La
alternativa política se cuece y forja en estas imponentes movilizaciones. Esas
tres consignas son sencillas y contundentes.
Los sindicatos y los partidos son quienes tienen que estar a
la altura de la movilización popular social.
Pan, trabajo y techo, le hubieran tenido que espetar los
dirigentes de CCOO y UGT al presidente del gobierno, a Rajoy del PP, y al de la
patronal. Y levantarse ostensiblemente para evitar los malentendidos y
manipulaciones del gobierno contra la gente trabajadora y los sindicatos.
Alianza entre federalistas , soberanistas e independentistas,
es también otra cara de la moneda para osar a una alternativa creíble y real en
este Estado.
La Marcha de la dignidad lo ha conseguido maravillosamente.
Todos los pueblos, todas las naciones, todas sus lenguas, se han mostrado en el
hacer camino y en las pancartas. Este es el federalismo y la unidad auténtica trabajadora
social.
Me siento orgulloso de que los compañeros de la CUT y del SAT
me dieran la ocasión de estar en algún momento significativo del parto de esta
gran movilización, sin que pretenda otorgarme ni la más remota paternidad en
este mar, sólo de ser una gotita más en su inmensidad.
Fundamos todos los programas sindicalistas y partidarios en
esta creación vital de la Marcha de la dignidad. ¡Pan, trabajo y techo!
Un programa para una revolución, sólo le añadiría
libertad para cada pueblo y nación.
El manifiesto y las pancartas son elocuentes, con Dignidad
en todos los idiomas existentes en el Estado: No al pago de la deuda, Ni un
recorte más, Fuera los gobiernos de la Troika, Pan, trabajo y techo para todos
y todas.
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