"Nada es más antimarxista que aplicar a todos los acontecimientos y a todas las situaciones revolucionarias un esquema preparado de antemano y válido para todos los casos y todas las latitudes. Los seudomarxistas que recurren a este procedimiento, en lugar de partir de las situaciones concretas para elaborar la táctica más adecuada, pretenden someterla al esquema, especie de panacea universal que, cuando se administra, produce resultados completamente negativos".
El historiador Pelai Pagés, en su reedición actualizada de
"Andreu Nin. La revolución española (1930-1937", El Viejo Topo,
incorpora este artículo del título que se había omitido en 1977, en la edición
de la Editorial Fontamara. Nin responde el 19 de mayo de 1937 a las críticas de
la Izquierda Comunista y de los trotskistas a la actuación y concepciones del
POUM en la insurrección de las Jornadas de mayo en Barcelona.
El artículo empieza con el párrafo mencionado. Es una perla.
Viene como anillo al dedo para analizar la situación actual de una Cataluña con
un movimiento inaudito de masas y una Asamblea Nacional Catalana "hacia la
independencia".
Trataremos de estos conceptos iconoclastas en la Jornada de
la Fundación Andreu Nin del próximo sábado 15 de febrero, en el Palacio de la
Virreina de Barcelona, a las 16 h.
Mucho marxista y mucha izquierda revestida de internacionalismo
y de derechos de la clase trabajadora, o de sentido de Estado y país único
universal, anatemizan la tendencia de Cataluña a la secesión respecto al Estado
del Reino de España y de la Constitución de 1978, como algo nocivo en general
por ser nacionalista, y por supuesto burgués. ¡Como si no fuera burgués el Estado
español, o la Junta Autonómica de Andalucía! ¡Como si la Comunidad Foral de
Navarra no tuviera una plena capacidad legislativa en materia fiscal y
tributaria, burguesa! ¡Y también el Concierto Vasco! ¿O nos habremos olvidado del
tripartito catalán hegemonizado por el PSC?
El esquema de estos internacionalistas anti-nacionalistas no
distingue del nacionalismo nazi o sionista o el imperial norteamericano del
nacionalismo en el sentimiento del pueblo catalán por su soberanía y libertad, simbolizado
en el clamor por la independencia. La naturaleza internacional de la explotación
del trabajo y de la clase trabajadora se confunde con una negación de la
realidad y del predominio de unos nacionalismos sobre otros, con Estado o sin
él.
Estas tendencias marxistas y de izquierdas se comportan como
gente de orden que pretenden subvertir la legalidad vigente no contraviniendo
las leyes destinadas a perpetuar esa misma legalidad constitucional. ¿Insumisión
pero dentro de la legalidad? ¿Cómo piensan derogar la Monarquía e instaurar una
República? ¿Ganando las elecciones burguesas monárquicas? ¿Eso es lo que han
aprendido de la instauración de la II República española?
El guión del unionismo de obligada unión en un hipotético
Estado federal es una quimera que lleva a desaprovechar el único movimiento de
masas popular ciudadano democrático en el actual Estado español.
El federalismo español que niega la posibilidad unilateral
de independencia para Cataluña acaba de ridiculizar la recién Conferencia de IU
sobre el Modelo de Estado. Tan a la mano que está promover que la ciudadanía de
Cataluña decida, mientras en el estado se aprovecha su capacidad movilizada
para abrir una brecha en la Constitución de 1978 y en el estado del Reino de España.
Y no hay que temer tanto por la Caja única de la Seguridad
Social. Si algo hay que hacer con ella es arrancarla de las manos del Estado y
pasarla a una gestión integral sindical. Esto facilitaría más que no haya el
saqueo anual vía Presupuestos Generales del Estado, que el supuesto drama de
una división entre Caja española y catalana.
"¡Qué cada pueblo diga y decida si quiere ser Nación i
Estado!" espetó Xose Manuel Beiras de Anova y AGE, en el Congreso de la
Nau Ivanow de La Aurora (antes POR) en julio de 2013. Beiras alzó su voz junto
y en el proceso de diálogo y elaboración con Pernando Barrena de Sortu. La
sentencia de Beiras la lanzó ante la pregunta de cómo en el congreso se
consideraba a Andalucía. Ésta es la posición democrática, federal republicana,
trabajadora y marxista, sobre la realidad concreta sin el famoso esquema que
encorseta mucha posición más españolista que trabajadora española.
La crisis autonómica española catalana divide y debilita a
la burguesía española y la catalana, la irrupción del factor social trabajador
puede dar un sesgo revolucionario beneficioso contra la hegemonía y
estructuración europea a imagen y semejanza de las grandes finanzas y poderes económicos.
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