La representación parlamentaria está marcada por la
movilización y el clamor popular. La Vía catalana con la ANC (Asamblea Nacional
Catalana) y la ciudadanía de Cataluña concienciada son el factor fundamental
para que este proceso siga haciendo camino, caminando como nos iluminaba el
poeta.
Todo tiende a cambiar mucho. La votación de ayer 16 de enero
es un nuevo aviso. Quien no ponga el cuello por la Consulta, con una resolución
favorable al anhelo popular, tendrá que plegar velas, mientras tapa las vías de
agua con el apoyo del Estado coronado y de las fuerzas políticas del
bipartidismo, añadiéndole UPyD y C's. Eso si no se hunde en la corriente y mar
de fondo de la libertad y soberanía catalana.
87 personas diputadas a favor (CiU, ERC, ICV-EUiA (13), 3
del PSC), 43 en contra (PP (18), PSC (16), C's (9)), 3 abstenciones (CUP), 1
escaño vacío del PSC por la renuncia de un diputado que no pudo ser sustituido.
Cinco otros diputados/as del PSC que votaron NO, habían
pedido el voto abstención del grupo parlamentario o la libertad de voto. Ahora
hay un movimiento de apoyo a los diputados del PSC que han votado SI (Marina
Geli, Joan Ignasi Elena y Núria Ventura). Dos proyectos emergen dentro de esta
quebradiza socialista. Ir hacia una acción socialista catalana que podría
entroncar con la Nueva Izquierda Catalana de Ernest Maragall, o explorar vías
catalanas a la izquierda del PSC, con segmentos sindicalistas y sociales. Las
dos almas del PSC (la catalana y la española del PSOE) están en una evolución
de búsqueda de las raíces y de explorar qué necesita la población democrática y
social catalana.
Se necesitaban dos votos más para conseguir una simbólica
mayoría del 75%. La CUP hubiera podido repartir dos votos a favor y uno de
abstención. Pero no lo ha hecho. Ha preferido denunciar que no se conseguirá
nada negociando con España. Asimismo la CUP hace constar que su SI crítico en
el acuerdo sobre la Pregunta, no es incondicional. Quieren la Consulta con una
legalidad catalana que emerja de la legitimidad de la aspiración ciudadana
popular. No quieren que la legalidad vigente española sea obstáculo para la
Consulta y menos para constituir una nueva legalidad democrática.
Hubiera preferido la esgrima parlamentaria del 2 y 1 por
parte de la CUP, sin embargo se entiende perfectamente el razonamiento tant
bien expuesto por Quim Arrufat. La CUP no se quiere separar de la base social
juvenil que le apoya entusiasta. Hace bastante bien con este criterio.
La demanda del Parlamento vía #150.2 es para un referéndum
consultivo, que debe ser permitido por el gobierno del Estado. Vistas las
posiciones del PP y del PSOE, las del TC y la Corona, es patente que la vía
negociadora (o variantes de terceras vías) está condenada de antemano. ¿Porqué
conviene hacerla entonces y emplear un tiempo, con el peligro de generar
espejismos de falsas ilusiones?
El proceso necesita para avanzar ampliar el entendimiento
tácito nacional existente en muchos más segmentos populares de la gente
trabajadora, sobre todo con sentimientos nacionales contradictorios como
personas y parte del pueblo, en el entorno industrial y en la región
metropolitana de Barcelona.
Las políticas de recortes y privatización de CiU son un escollo
de gran dimensión. La amplitud de la movilización debe permitir una conciencia
clara de que la lucha por la libertad de Cataluña tiene el límite claro en
combatir de firme las políticas económicas y sociales de CiU, y de los poderes
dominantes catalanes que perjudican a la mayoría de la población por tanto el
avance del país.
Ampliaremos el acuerdo catalán si, a la organización de la
Consulta, a la idea de unas respuestas favorables, le incorporamos convicción
popular en abrir un proceso constituyente, un norte de República catalana, una
política económica para la mayoría social.
* Se refiere al jueves 16 de Enero.
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