5/11/15

“La nueva etapa de gobierno de transición republicana están por encima de siglas y de personas”


Jordi Matas Dalmases, Barcelona,1 Noviembre 2015, es contundente y didáctico en su exposición sobre el actual escollo para la investidura y la formación del nuevo gobierno.
El 27 S tiene un desarrollo que se encalla en una negociación cuyo trasfondo es el liderazgo entre las opciones soberanistas e independentistas. En general se trata de la hegemonía política en la sociedad catalana.
La amenaza de unas nuevas elecciones es un elemento para forzar la continuidad política del protagonismo de CDC. Cuando el gobierno en funciones, junto al nuevo Parlament tendrían que estar ocupadísimos en preparar la movilización de la población, con los mecanismos institucionales y políticos a la obstrucción y prohibiciones estatales.
Adjunto unos párrafos del artículo “Identificar lo esencial”.
Para la CUP, Mas no permite aumentar la base social de un independentismo que, dicen las encuestas, crece por la izquierda
La CUP se mantiene firme en su compromiso de no investir a una persona que consideran que simboliza lo contrario a sus demandas: rescate social, políticas económicas contra la austeridad, erradicación de la corrupción y de sus encubridores y desobediencia para la ruptura democrática. Junts pel Sí, por su parte, considera innegociable el candidato que presentaron a las elecciones del 27-S.
1. El contexto de la negociación dificulta los acuerdos. Hay una gran distancia ideológica entre los interlocutores (sobre todo, entre la CUP y CDC).
2. En los sistemas parlamentarios, quien elige al presidente del gobierno no es la mayoría electoral, sino la parlamentaria. Para conseguirla, Junts pel Sí a priori tiene como único posible negociador a la CUP y ello fortalece a esta formación y debilita el argumento del tamaño que (…) no es un buen indicador para medir la fuerza de los negociadores.
3. El partido político que según la teoría de juegos podría ejercer el rol de jugador central y actuar de bisagra, ERC, está vinculado a uno de los dos bandos, pero si persiste el bloqueo deberá ser más proactivo para facilitar el acuerdo.
4. Para CDC, Mas ha sido el gran líder político del soberanismo, es imprescindible para seguir abanderando el proceso y no tiene alternativa. Para la CUP, en cambio, Mas no permite aumentar la base social de un independentismo que, como muestran las encuestas y los resultados electorales, está creciendo y puede seguir haciéndolo por la izquierda.
5. La CUP no anhela parcelas de poder, sino formar un gobierno que inicie, sin retorno, la ruptura con España y un proceso constituyente para una república catalana, y que asegure una batería de medidas urgentes para terminar con la exclusión social. Jordi Matas Dalmases es catedrático de Ciencia Política de la UB
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