El concepto del derecho a decidir ha ganado adeptos por todo el Reino de España. Se ha mostrado una aportación democrática poderosa capaz de romper diques antes considerados inexpugnables.
Ada Colau (conocida por su compromiso y portavocía en la
PAH) es una nueva expresión del proceso popular de soberanía que avanza desde
el derecho a decidir, por lo tanto para decidir sobre todo, a decantarse a la
respuesta SíSí en la pregunta de la consulta catalana del 9 de noviembre.
Desde Madrid a Sevilla cada vez hay más gente que levanta el
grito de libertad del "Queremos decidirlo todo". Es una buena
herramienta para el empoderamiento participativo democrático ciudadano y de la
inmigración residente.
La posición de apoyo a la realización de la Consulta catalana,
por parte de EUiA, del grupo parlamentario de La Izquierda Plural y la de IU, ha
sido por convicción democrática, más allá del acuerdo o no con la pregunta, las
respuestas y los hechos que en que se conviertan, de soberanía, independencia, secesión.
La posición política fundamental es que se acepte el resultado de la decisión ciudadana
en Cataluña. Cabe decir que la legitimidad ciudadana popular se convierta en legalidad.
Hace meses que EUiA ha dado un paso más al poner como eje de
su estrategia política la República Catalana y un proyecto constituyente para
Cataluña.
La ANC establece para el 11 de septiembre una inmensa "V"
(llenando la Gran Vía y la Diagonal de Barcelona con el vértice en la Plaza de las
Glorias) con el lema entorno a que se Vote el 9 de noviembre y se efectúe la Consulta.
La presión popular por la libertad con una ruptura democrática
es revolucionaria. Así lo expresan personas como Carme Forcadell, presidenta de
la ANC, o en un ámbito muy diferente como se pudo oír en una de las intervenciones
de presentación de la plataforma ciudadana "Ganemos Barcelona".
En rueda de prensa y a título individual, por supuesto deslindanso
cuidadosamente la posición colectiva de la individual, Ada Colau ha expresado
que se inclina por votar SíSí a la pregunta doble en la consulta del 9 de
noviembre.
El estigma de ciertos segmentos sociales hacia la independencia
va dando paso a la posibilidad de una ruptura democrática revolucionaria, ciudadana
y destituyente, con el Reino de España y el Estado de la Constitución de 1978.
La consideración de Ada sobre que el proceso soberanista lo lidere la ciudadanía
es bastante apropiado, pues vemos como CiU, que hegemoniza la bandera catalana y
también de la independencia, es un factor nocivo y negativo para que el país
que queremos vaya por buen camino. ERC conviene incluya esta aseveración en su
estrategia.
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