La posibilidad de ruptura democrática constitucional estatal
en que se encamina el proceso soberano catalán de consulta, sobre nuevo Estado e
independencia, incluye el dilema de adaptar la legalidad española a la necesidad
de construir una nueva legalidad catalana que hasta ahora se presentan como contradictorias
y contrapuestas.
¿Habrá equilibrio, negociación y tolerancia entre legalidades
que expresan diferentes legitimidades, la emergente catalana y la española, sin
entrar en que el nuevo rey y las políticas destructivas de recortes no las podemos
considerar legítimas, o un choque que además de hacer tambalearse todo el
edificio estatal constitucional provoque la ruptura política?
¿Cómo hacer la consulta a pesar de la negativa irreductible estatal
y de la Corona?
La "V" multitudinaria del próximo 11 de septiembre
-Diagonal, Glòries, Gran Vía- será decisivo para forzar la realización de la
consulta.
EUiA está muy bien posicionada en este proceso soberanista, precisamente
con el valor añadido de tener los pies en las empresas y el sindicalismo,
lidiar en los barrios y pueblos, y con la propuesta principal que nos abandera de
República Catalana y Proyecto Constituyente para Cataluña.
Sin embargo un buen fin para la libertad y soberanía de
Cataluña necesita, además del frente nacional del país, establecer alianzas, complicidad
y acuerdo firme con la gente trabajadora y los pueblos del conjunto del Estado,
es decir, con la gente de identidad y sentimiento español, vasco, gallego y
quienes como segmentos de Andalucía puedan buscar una vía de libertad.
La fraternidad dentro EUiA con el sindicalismo que extiende
su organización en todo el Estado, y el acuerdo protocolizado directo de EUiA con
IU, es también un valor añadido de primera importancia.
La Encuesta del CIS de mayo-junio de 2014 post elecciones europeas
nos muestra un terreno a trabajar profundo para que pueda haber un acuerdo
firme de ruptura democrática con respecto a los deseos, anhelos y voluntad política
de cada pueblo. En la Pregunta 45, sobre "alternativas de organización territorial
del Estado en España" hay un sintomático 10% de gente dispuesta a que el Estado
reconociera a las autonomías la posibilidad de convertirse en Estados
independientes. El grueso se queda en que siga todo como hasta ahora (37,5%),
algo más de autonomía (12,8%), menor autonomía (11,6%), y sin autonomías (18,9%).
Más de la mitad se manifiesta para seguir igual o con una cierta mejora (50,3%),
que puede corresponder a un concepto general de federalismo con unionismo pactista,
con la idea de reforma constitucional aunque no se aceptara la secesión; en contra
está la solución involucionista de rebajarlas y la total de corte dictatorial de
suprimir las autonomías (30,5%).
A través fundamentalmente de IU, pero también de Podemos y los
valores republicanistas históricos del PSOE y del PSC, nos corresponde hacer mucha
pedagogía política para poner las convicciones democráticas en función de una sana
relación democrática y social trabajadora, entre el conjunto estatal actual y las
voluntades de sus pueblos y naciones componentes, también a día de hoy, en 2014
del siglo XXI.
No hay comentarios:
Publicar un comentario