Reforma de la Constitución monárquica o ruptura democrática soberana ciudadana con un proceso constituyente que incorpore el factor social y el nacional. ¿Se puede confiar aún en la reforma de una Constitución que incluye el sistema electoral bipartidista, se aviene como un guante a las políticas neoliberales contra la base social trabajadora, y niega la libertad soberana de decidir separarse o mantenerse unidos a los pueblos? En la Carta de La Aurora se plantea ese dilema tan actual. La perspectiva está en un proceso de procesos desde cada pueblo nación y municipio. La alternativa se alumbra republicana, con procesos constituyentes soberanos español, catalán, vasco y gallego. Una Repúblicas libres y sociales, libremente relacionadas según la decisión de cada pueblo.
¿Reforma de la Constitución o proceso constituyente? Mientras se profundiza la larga crisis económica y social, a
golpe de las políticas de austeridad neoliberales, y las instituciones de la Constitución de 1978
(estado de medioestar, autonomías, monarquía) se agrietan ostentosamente,
comienzan a perfilarse dos salidas muy distintas. Por un lado, sectores de la
derecha y del PSOE rubalcabista proponen una reforma de la Constitución, que la
modernice y la vuelva a conferir cierta legitimidad. Por otro, desde los
movimientos sociales se plantea la necesidad de procesos constituyentes, que
permitan a la gente ejercer su derecho a decidir, y darse un nuevo marcopolítico capaz de abordar desde sus intereses, y no del actual sistema oligárquico,
las políticas necesarias para salir de la crisis capitalista.
La aparición pública del debate, que
recuerda tanto al de “reforma o ruptura” al final del franquismo, es una señal
más de la gravedad de la crisis de la Segunda Restauración
Borbónica. Los actos y manifestaciones de este 14 de abril, en los que han participado
decenas de miles de personas, son otra.
La aparición del debate tiene también que
ver con estrategias y tácticas ante la situación. Para poder llevar a cabo una
reforma controlada de la
Constitución de 1978, el PP y el PSOE necesitan tener 2/3 de
los escaños, una mayoría cualificada. Pero las encuestas señalan que los dos
partidos juntos ya no obtendrían el 50% de los votos y que el escenario
electoral en 2015, aunque no pueda aun abrir un nuevo proceso constituyente,
hará imposible el normal funcionamiento del bipartidismo. A este problemático
escenario hay que añadir la crisis larvada en el PSOE, que puede descabalgar a
la deslegitimada dirección socio-liberal de Rubalcaba. La prueba, y el probable
catalizador de la situación serán las elecciones europeas de 2014, seguidas de
las municipales y autonómicas. En este contexto hay que situar también la
convocatoria soberanista en Catalunya. Este escenario hace más urgente que
nunca construir una alternativa política unitaria y realista que, desde la
resistencia al neoliberalismo, apunte abiertamente a la necesidad de un nuevo
proceso constituyente. Esta es la tarea fundamental de la izquierda. 16 de
abril de 2013.
41 Congreso de UGT. Se ha celebrado el 41
Congreso de UGT. Comienza el giro a la izquierda para adaptar al sindicato a la
nueva fase de resistencia contra las políticas neoliberales. Se reafirman las
señas de identidad republicanas y socialistas y la unidad de acción con CC OO.
Se abre la perspectiva de una amplia movilización ciudadana. Pero la falta de
alternativa política de izquierdas, y el claro distanciamiento con el PSOE de
Rubalcaba, encierra la acción sindical en un cierto “economicismo”, que solo se
puede superar con el compromiso de UGT de contribuir a construir la nueva alternativa
política de la izquierda.
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