Ilust. de Arnal Ballester. |
El Príncipe Felipe ha sido abucheado en los últimos años en Barcelona y en
Bilbao, incluso en la capital, Madrid. No hay síntomas de que sea amado por el
pueblo que no lo puede ni elegir, ni rechazar, ni proponer a otro.
Las mujeres, con la movilización feminista en defensa del derecho al aborto
frente a la Ley de Gallardón que lo niega, han promovido muy activas el derecho
a decidir sobre su propio cuerpo. Se apropiaron de manera bien creativa de la
popularización del derecho a la autodeterminación que se realizó en Cataluña,
como "derecho a decidir" sobre su estatus político.
La Marcha de la Dignidad 22 M -Pan, Trabajo, Techo- reclama el derecho a
decidir sobre los aspectos sociales. Hay propuestas para decidir las
candidaturas a las municipales. En Cataluña hay la demanda al derecho a decidir
sobre todo. En la CA Vasca y Navarra, la cadena humana que las enlazó se
realizó por el derecho a decidir.
La demanda del derecho a decidir se universaliza al usarse en el Estado para
promover la elección de la Jefatura del Estado por la ciudadanía.
IU propone un Referéndum sobre Monarquía o República. La Consulta catalana para
el 9 Noviembre, sobre Estado e independencia, va a tener un nuevo hito de
movilización popular el próximo 11 S, con énfasis en su realización para
decidir.
Valores de soberanía ciudadana republicana
La universalización del derecho a decidir normaliza la aspiración de la
ciudadanía a decidir sobre los asuntos que le conciernen, por supuesto incluido
el Jefe del Estado.
La conciencia de la necesidad de soberanía ciudadana conduce a la esencia de
las libertades democráticas que son valores republicanos. Ciudadanía y libertad
en vez de súbditos y sumisión.
Estos valores democráticos republicanos quedan ignorados por la dirección del
PSOE y la mayoría de sus candidatos a la renovación. Hay el lamentable
espectáculo de proclamar que se sostiene el ideario republicano pero que no se
puede practicar en la política, pues hay que centrarse en tratar de garantizar
una estabilidad del régimen constitucional de 1978, a través de la sucesión,
con un nuevo rey en la figura del hijo de Juan Carlos I, Felipe.
Conviene un amplio pacto republicano para el derecho a decidir de la
ciudadanía.
De la Carta de La Aurora.
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