Extracto parte de la entrevista de SinPermiso a Agustín Santos, actor más que observador de las acciones, entresijos y omisiones para conseguir que la saharaui Aminetou Haidar regresase a El Aaiún y la causa del Sahara volviese al tapete de la diplomacia y política internacional.
La siguiente transcripción del diálogo telefónico mantenido por Antoni Domènech, editor de SinPermiso, y Agustín Santos Maraver, director de gabinete del Ministerio de Asuntos Exteriores de España y miembro del Consejo de Redacción de SinPermiso en Madrid, ha sido realizada por Casiopea Altisench y Mínima Estrella.
Finalmente Aminetu Haidar ha podido volver a El Aiún, después de 32 días en huelga de hambre. ¿Cómo se concretó?
El retorno el 17 de diciembre de Aminetu Haidar a El Aiún ha sido posible por la combinación de toda una serie de factores en una nueva fase abierta tras el 4 de diciembre: la tenacidad de la huelga de hambre de la Sra. Haidar; la intensificación y ampliación de la campaña de solidaridad en el Reino de España, con la incorporación decisiva de CCOO y UGT, pero también del PSOE; y una multiplicación de los esfuerzos diplomáticos, ampliando la negociación a Francia, EE UU y la UE. Todo ello permitió cambiar la correlación de fuerzas y que las autoridades marroquíes autorizaran el retorno de Haidar, lo que sin duda es un éxito sin precedentes, que tendrá importantes repercusiones en el contencioso del Sahara Occidental.
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¿Qué balance se puede hacer?
Quizá es un poco pronto todavía para hacerlo, pero se pueden adelantar algunos elementos. El retorno de Aminetu Haidar supone la reafirmación del derecho de los habitantes del Sahara Occidental, se consideren marroquíes o saharauis, a la libre circulación y a fijar su residencia, de acuerdo con los Pactos Políticos y Civiles de NN UU. Es un derecho fundamental, no solo en su ejercicio individual, sino colectivo, teniendo en cuenta la existencia de los campos de refugiados de Tinduf. Marruecos tiene la obligación de facilitar la documentación que haga posible el ejercicio de ese derecho. Sin ese derecho es difícil imaginar cómo se puede ejercer en su momento la libre autodeterminación del pueblo saharaui en el territorio del Sahara Occidental.
La huelga de hambre de Aminetu Haidar ha vuelto a poner en la agenda internacional la urgencia de llevar a cabo y concluir las negociaciones sobre el Sahara Occidental. Y lo ha hecho reforzando la posición negociadora del FPolisario, en un escenario en el que la opción marroquí de autonomía regional había conseguido el apoyo de Francia y EE UU. De hecho, el FPolisario había frenado, con apoyo argelino, la última ronda de negociaciones, consciente de que la correlación de fuerzas internacional le era desfavorable. Ahora nos encontramos en un nuevo escenario. Esperemos todos que el mediador de NN UU, Christofer Ross, pueda abrir con éxito una nueva fase de negociaciones, acompañada de medidas de confianza, como los programas de visitas familiares entre Tinduf y el territorio del Sahara Occidental.
La movilización unitaria y el consenso expresado en la PNL, con la sola excepción del PP, han dado un nuevo aliento en el Reino de España a la solidaridad con el pueblo saharaui. Pero hay que señalar que esa solidaridad no se expresa de forma similar ni en Francia o la UE, ni en EE UU. La represión en el Sahara es una realidad, pero tampoco la movilización pro-independentista ha sido capaz de superarla, y está limitada a los círculos de derechos humanos. Hay una nueva situación demográfica y política en el Sahara Occidental que ha de tenerse en cuenta.
El primero en hacerlo ha sido el FPolisario. La huelga de hambre de Aminetu Haidar ha servido –junto al viaje de los otros siete activistas de derechos humanos a Tinduf, por el que siguen encarcelados a la espera de un Tribunal Militar—, para abrir una nueva estrategia por la autodeterminación. En esta nueva estrategia, los campos de refugiados siguen siendo muy importantes políticamente, pero el centro de la reivindicación se desplaza al territorio mismo del Sahara Occidental. Ello es coherente con la prioridad que el FPolisario ha dado a la salida pacífica y diplomática del conflicto, a través de las negociaciones en el marco de NN UU, dejando en segundo plano la resistencia militar. Esa estrategia requiere el apoyo en el Sahara Occidental de un movimiento civil lo más amplio y unitario posible por los derechos del pueblo saharaui. Aminetu Haidar, que es una saharaui de origen marroquí, es el mejor símbolo de esta nueva estrategia.
Entrevista completa en SinPermiso. Ilustración de SinPermiso.
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