24/2/11

Jaque popular al dictador Gadafi

La oleada revolucionaria en el Norte de África y Oriente Próximo lleva sus embates contra el régimen dictatorial libio de Gadafi. El antiimperialismo de Gadafi no puede justificar su brutalidad despótica contra la población asesinada y reprimida a cañonazos, tampoco esto debe facilitar que el imperialismo norteamericano y europeo encuentren la justificación de intervención militar para controlar y ocupar el país con alguna variante de las intervenciones militares humanitarias. Adjunto una toma de posición al respecto.

Saludamos y nos solidarizamos con el pueblo libio. ¡Fuera la dictadura de Gadafi! ¡Vivan las revoluciones de los pueblos árabes!

Un fantasma recorre el norte de África. Es una revolución por los derechos democráticos. Es una oleada por la libertad y unas condiciones de vida y sociales que superen la miseria de millones de personas. Es un aire fresco que llega a expandir su aliento hasta Marruecos, Oriente Medio e incluso influyen en China. La revolución existe y es posible. Saludamos con entusiasmo y nos solidarizamos con los que luchan por ella. ¡Por su victoria! Que es también la nuestra. La miseria, la falta de futuro para la juventud, la opresión, los tenemos que combatir en todos lados, es un producto de la globalización capitalista y de su división del trabajo mundial donde las monarquías y dictadores del petróleo juegan su propio papel. La marea revolucionaria democrática pugna por romper los regímenes dictatoriales gendarmes y petroleros, fuente de recursos del imperialismo. La globalización sufre rupturas revolucionarias en estos países. El imperialismo muestra su nerviosismo y duda entre apoyar esos regímenes o sumarse a su condena. El imperialismo sigue en la zona adoptando un lenguaje “más popular” pero apostando por mantener lo más posible de los antiguos regímenes, armando los ejércitos y asegurando el poder y continuidad de sus multinacionales. Por supuesto rechazamos que haya ninguna intervención ni injerencia de las potencias imperialista en la zona; por eso hay que estar alerta de que bajo la excusa de una operación de rescate europea de sus ciudadanos, se produzca una intervención militar para asegurar que no se corta la producción de gas y se cierran las fronteras a la salida de emigración hacia Europa. Pero el golpe dado por esos primeros pasos revolucionarios abren esta senda revolucionaria democrática como una promesa de futuros pasos en un camino socialista.

El régimen de Gadafi, el dictador más antiguo de los países árabes, está a punto de caer. Su poder ha quedado reducido a Trípoli, a algunos medios de comunicación y a una parte del ejército. Pero todo el resto del país se ha insurreccionado y el ejército e instituciones del régimen se resquebrajan. Hasta el ministro del interior y los representantes del país ante la ONU y la OEA han desertado. La sangrienta represión no ha detenido el pueblo y la juventud libia. Pero Gadafi está resuelto a dar sus últimos coletazos sangrientos hasta el final.

¡Es necesaria la solidaridad internacional! Ser solidarios hasta que esas revoluciones desmonten efectivamente cada uno de los regímenes, sus ejércitos, policía e instituciones represivas y los/las responsables sean juzgados y sean recuperadas las riquezas robadas al pueblo.

Los trabajadores y ciudadanos, partidos de izquierda, sindicatos, hemos de movilizarnos para expresar nuestro apoyo a la lucha del pueblo libio y los pueblos árabes. Mientras los gobiernos y la Unión Europea aún dudan entre expresar su rechazo o su apoyo a esos dictadores por miedo a perder sus negocios en el petróleo o las armas, la gente trabajadora del estado español y Europa sólo podemos ganar si esas revoluciones conquistan libertades democráticas, derechos, sindicatos y partidos libres, salarios y trabajos decentes.

¡Solidaridad! ¡Acudamos a las concentraciones de apoyo!

Publicado en LA AURORA-POR.

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