La libertad democrática vasca, la normalización política de Euskadi, la perspectiva a una pacificación de Euskal Herria, la nueva estrategia democrática política sin tutelas (de ETA), las condiciones para establecer una negociación política entre las fuerzas políticas vascas y españolas, parece que para el poder estatal importen poco para desatascar el sangriento conflicto español-vasco. La presentación de los estatutos del nuevo partido, escrupulosos en cumplir las antidemocráticas condiciones de la ley de partidos políticos del PSOE y el PP, se ha producido por decisión meditada y debatida del cuerpo político de Batasuna, con la anhelada declaración política contra la violencia y la violencia de ETA (no se acepta acción armada o militar o similares, ni extorsiones).
El PP dice NO a ninguna legalización de la democracia nacional vasca que representa este nuevo partido, no les sirve ni que abjuren de la violencia como se les ha exigido. Rajoy (y su mentor sombra Aznar) nada dispuestos a condenar la ilegitimidad, ilegalidad y terror violento del franquismo necesitan sangre en Euskadi para arengar a las hordas nacional reaccionarias españolistas en clave antidemocrática y divisora de la clase trabajadora.
Zapatero y su tétrico alter ego Rubalcaba buscan indicios de ilegalidad y lo remiten a una judicatura vasalla de un antiterrorismo sobre todo anti vasco.
El coordinador general de Ezker Batua Berdeak, Mikel Arana, señala: "Ahora, una vez que la izquierda abertzale ha dado ya todos los pasos que debía dar, es el turno del gobierno del estado de tener altura de miras e inscribir sin más trámites, el nuevo partido en el registro de partidos políticos de interior." Y el anterior coordinador, Javier Madrazo, dice: "Tengo la convicción, y así lo he dicho en distintos posts, que la apuesta de Batasuna es creíble y responde a una estrategia de fondo, que no tiene marcha atrás."
Impedir la legalización del nuevo partido vasco sería una nueva y grave violencia institucional que destruye los derechos democráticos de un segmento de la población vasca que va de un 15 a un 20% de su ciudadanía. Zapatero y Rubalcaba parecen tener las manos, y los pies, más atados que la propia izquierda abertzale. Zapatero y Rubalcaba también tienen muchas armas pesadas en el poder económico, judicial y militar, y para nada son libres de sus decisiones. A no ser que la cancillera Merkel les haga marcar otro paso.
Izquierda Unida ha de reforzar la orientación esbozada por Mikel Arana y Javier Madrazo. Como ha hecho el coordinador federal Cayo Lara: “no se puede negar ni retrasar la legalización de una fuerza que cumple las condiciones marcadas por la ley.” La concepción programática federal de Estado plurinacional con el derecho a la libre autodeterminación ha de fomentar la unidad estrecha entre la clase obrera vasca y la del Estado, y para ello una alianza firme democrática federal con la democracia nacional vasca popular que representa Batasuna. Batasuna acepta lo que decida la población en Euskadi sobre su estructuración institucional estatal, y hace que lo acepte ETA, sin tutelas ni la acción armada, y sobre la relación que decidan establecer con o en el Estado. IU debe garantizar a la población en Euskadi que es ella, de forma democrática y soberana, quien ha de decidir sobre su libertad, en vez de la mayoría aplastante española del conjunto del Estado español sobre Euskadi.
En el caso, por lo que se ve probable, de que no se legalizase al nuevo partido de la izquierda abertzale de Batasuna para las próximas municipales y autonómicas, que nadie piense que este 15 o 20 % de ciudadanía se va a desintegrar o desaparecer. Por vías más o menos tortuosas encontrarán los medios de utilizar otras siglas para ejercer su defensa política de la libertad de Euskal Herria.
Rufi Etxeberria y Iñigo Iruin han dejado meridiano el itinerario político. Una amplia representación de los estamentos ciudadanos, sociales y político vascos han arropado la presentación del nuevo partido. Entre ellos dos miembros de la dirección de CCOO a título individual como Jesús Uzkudun (el azote del amianto, las sorderas y la salud laboral), y la carta del Presidente del grupo parlamentario socialista en el Parlamento Vasco, Jesús Eguiguren.
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