Ilustración de El Roto. |
De este tipo es la propuesta de una gran coalición de
gobierno entre el PP y el PSOE de Felipe González, si el país lo necesita,
claro, como se ha mostrado en Alemania según el que fue presidente de gobierno
del PSOE.
Los Botín, González, Alierta, Gabarró, además de invertir en
los medios de comunicación, expresan sus intereses a través de personalidades
de lujo, con un generoso pago de suculentos honorarios.
El estratega Felipe González ha corregido con claridad desde
la Sexta a su estimada Elena Valenciano. González ha hecho frente universal con
Arias Cañete del PP, para desbrozar veleidades autónomas del PSOE y su
candidata Elena Valenciano, respecto a la conveniencia de seguir fielmente el
guión recortador destructivo de salarios y trabajo.
Para nada de lecciones a la derecha sobre el austericidio,
como se destapó Valenciano -que aún no se desnudó- . Para nada de alianzas y
giros a izquierda. Por si hay dudas entre la demagogia electoralista del
festival de promesas, ahí están Martin Schulz -el socio de Merkel en gran
alianza alemana- y el emérito Manuel Valls, que ha desembarcado de primer
ministro francés de Hollande como elefante en la cacharrería de los recortes.
A estos voceros y ejecutores del capital financiero no se
les pasa por la cabeza reflexionar que
al común de las y los mortales que ganan muchísimos menos ceros en su nómina o
no tienen ninguna, se les condena sin compasión a ser excluidos del fruto de su
propio trabajo.
¿Para qué quieren entonces remozar esta sociedad capitalista
y estos Estados y Leyes incapaces de situar el mercado y la economía en manos
de sus principales actores la ciudadanía trabajadora?
En las libertades y derechos democráticos la Unión Europea
es un ejemplo nocivo de negación de una estructuración democrática de Europa.
En esa línea afecta a los grandes poderes oligárquicos y de
defensa del statu quo, González insiste sobre el referéndum en Cataluña que "no
puede celebrarse una consulta ilegal".
"Si el país lo necesita" y la crisis obliga para
lo que no hay margen es para la izquierda, ni para el trabajo, ni la democracia,
según este portavoz áureo Felipe González.
Bien al contrario, unas políticas sociales de derechos y
trabajo con unos procesos constituyentes municipalistas republicanos, necesitan
gobiernos de izquierdas basados en la movilización social.
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