La fuerza desatada popular obra lo que parecen milagros revolucionarios, visto desde las cesiones y trágalas económicas y laborales que imponen los amos de los poderes económicos y políticos en el Estado español.
Los cambios profundos existen y son posibles, y además por medios revolucionarios que barren desde las instituciones estatales a los partidos que las gestionan, y hasta amenazan a los poderes económicos que las sustentan.
En Túnez la perspectiva revolucionaria popular árabe es democrática en el régimen político. No ha habido aún el planteamiento masivo y preciso de la toma del poder político con un cambio social. Ahora bien la irrupción popular se hará sentir también en los cambios sociales.
La onda expansiva ha provocado un efecto dominó de rebelión popular masiva en los países neocoloniales del Magreb, con tensión en Marruecos, movilizaciones en Argelia y Yemen, para saltar al polvorín de Oriente Medio, a Siria y zamparse al gobierno en Egipto.
El presidente Mubarak ha sacrificado de urgencia a su gobierno para mantenerse con su régimen a flote de la revuelta popular. Egipto está convulsionada y las concesiones presidenciales tendrán que ser algo más que promesas al cielo. Mubarak y su régimen están cercados. Y Egipto ocupa un lugar de privilegio en el Medio Oriente, como aliado del Estado sionista de Israel y de los intereses geoestratégicos de EEUU sobre la región y sus recursos naturales, también de la contención del islamismo de los Hermanos Musulmanes.
Jean Daniel, director de Le Nouvel Observateur, se interrogaba sobre los peligros o problemas que deducía como piedras en el camino para construir una democracia burguesa que no avanzara en sus aspectos sociales, lo hacía contestándose: "Algunos animadores políticos, poseídos por una excitación revolucionaria que les transporta a 1789, desean reunir una Asamblea Constituyente... en la elección de unos constituyentes representativos de la rebelión." Porque "en ambas ocasiones (se refiere a la llegada de Obama a la Casa Blanca, y al proceso revolucionario de la descolonización con la independencia de Túnez) aprendí a preferir lo posible a lo ideal, lo bueno a lo mejor; prefiero las grandes reformas a las revoluciones inciertas."
Considero que lo posible, lo bueno y las grandes reformas son de una muy incierta realidad para la inmensa mayoría de las poblaciones sin las revoluciones populares que sitúen las conquistas sociales, los derechos de la ciudadanía, los poderes de la propiedad económica y políticos, en manos de la mayoría colectiva trabajadora.
Las fotos, primera de Túnez; segunda de Argelia; dos últimas de Egipto.
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