La unificación de la economía en España, en la Península
Ibérica y en Europa, es un progreso general, pero que adolece de su proyección
social y democrática, con el agravante factor negativo de involución social
-recortes- y democrática. Además hay una situación de predominio del poder
político de la componente mayoritaria española que obliga a una supeditación de
las componentes catalana, vasca, navarra y gallega.
Hasta ahora, a quién beneficia el Estado y la Monarquía española
es a la clase dominante burguesa. Este Estado perjudica a los sectores
económicos nacionales que no forman parte de la nación predominante, la
española. Pero sobretodo a quien perjudica este Estado y Monarquía es a la
población y clase trabajadora, sea española, catalana, vasca o gallega. Eso se
produce en dos sentidos. En que explotan en lo social y oprimen en lo nacional.
En segundo lugar perjudica en que debilitan la unidad trabajadora y su lucha
social, al mantenerla dividida y enfrentada por su pertenencia nacional.
Mientras, consiguen que sea la burguesía, española, catalana, vasca o gallega-
quien dirija políticamente y encadene a la clase trabajadora según sea su
identidad ciudadana nacional. La dependencia política nacional con la
burguesía, tanto la dominante como las dominadas, es una venda nefasta que
frena e impide el avance y la fuerza trabajadora.
UPyD vive de este enfrentamiento nacional a favor de la
nación española y negando los derechos democráticos a las demás naciones. UPyD
existe para erosionar la izquierda en su base trabajadora, al mantener
dependiente a la población trabajadora con el poder burgués a través del
vínculo de pertenencia nacional española.
Un proceso constituyente de ruptura democrática ha de ser completo
y libre, republicano. Si llegase a conducir a Estados y Repúblicas
diferenciadas, a quien más debilitaría sería a la clase dominante española y
también a la clase que tienen el poder económico y político en Cataluña y
Euskadi.
La izquierda española necesita aliarse con las izquierdas
catalana, vasca y gallega, para ofrecer una perspectiva creíble democrática
republicana a la derecha española, a la monarquía y a su Estado.
Complementariamente, para consolidar la profunda fuerza motriz que las
reivindicaciones nacionales disponen en Cataluña y Euskadi les falta aliarse
con la izquierda española, para conseguir apoyo activo y para neutralizar la
adhesión al predominio de una nación sobre las demás.
La interdependencia es económica, social y política. Se
necesita aunar voluntades políticas, para el convencimiento de que la opción
democrática acordada en libertad desde cada una de las partes es la que permite
una mejor perspectiva para el conjunto.
La negación de las partes nacionales -países-
bajo las expresiones de diferencias entre territorios, o del problema
territorial, adolece de que se bebe de una sola parte, la mayoritaria y
dominante. Eso alimenta a engendros como UDyP.
La unidad trabajadora en el Estado necesita cimentarse en las
garantías democráticas de respeto a la pertenencia, sentimientos y proyectos
nacionales estatales. La unidad social trabajadora será más firme y sólida si
se asegura la capacidad de decidir sobre su Estado, sobre separarse y cómo
relacionarse entre Estados, o entre las instituciones que se acuerde desde cada
población.
La coherencia democrática, el federalismo genuino, es de
constitución democrática y con el derecho a la autodeterminación. La esencia
del federalismo es la libre relación o unión entre entes soberanos, por lo
tanto libres e independientes en la medida que esto sea posible en el
capitalismo. El unionismo de obligada unión, incluso en su acepción
federalista, niega la soberanía nacional real de varias componentes, sea con
menciones a la legalidad vigente -la constitucional monárquica de 1978-, sea la
denominada cohesión social, sea la solidaridad con las regiones menos
industriales. La realidad política es que ese unionismo nacional divide a la
clase trabajadora según sea su distinta pertenencia nacional.
La población trabajadora española tiene todas las de ganar
con el apoyo a la Consulta de la población en Cataluña. Si hay decisión de
separación y Estados diferenciados, tal como están las cosas con la crisis,
esto debilitaría en especial y en mayor medida a cada burguesía de esos
Estados. La cohesión social trabajadora, o la solidaridad con las regiones, la
destruyen los actuales Estados de la UE, la Fiscalidad vigente, las políticas
neoliberales de la gran propiedad y finanzas.
La bandera democrática más bien apunta, junto a un Estado
Federal y una República Federal española con el derecho a la autodeterminación,
a la libre relación en una Federación de Repúblicas, o confederación: En
España, Cataluña, País Vasco y Galicia. Con disposición a que sea Ibérica y
Europea.
Para avanzar y dar pasos a esa perspectiva y futuro, lo
primero y la piedra angular es realizar la Consulta.
En la Mesa de debate del 20 Congreso del POR, "La
libertad nacional y los procesos constituyentes", vamos a establecer mejor
esta orientación política, en diálogo con las experiencias representadas por
SORTU y EH Bildu, ANOVA y AGE, y las concepciones ideológicas que formamos
parte de los proyectos de IU.
De la Carta de La Aurora. Hacia el 20º Congreso.
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