14/6/11

Murmullos de alianzas

Municipios y autonomías están en giro pronunciado a la derecha, con el PP y CiU. La marea azul reaccionaria sube. La izquierda institucionalizada va a la deriva. Este nuevo escenario convive contrapuesto a la irrupción de la voz indignada y movilizada del movimiento 15 M, con sus asambleas multitudinarias y #acampadasol #acampadabcn en las plazas. Las reflexiones y propuestas del Movimiento 15 M son de izquierdas. Los abucheos generalizados en las investiduras y tomas de posesión de los nuevos ayuntamientos y autonomías, son un eco de la profunda desazón y decepción de la juventud, pero también de la población trabajadora.

Las alarmas se disparan cuando la marea azul invade, en los barrios trabajadores y hasta en las empresas, de la mano de la desesperanza de los casi cinco millones de gente sin trabajo, y de los millones de personas inmigradas pasto para la xenofobia del "primero en casa". Por supuesto la población ya lleva años alarmada y dando señales de aviso, a los cuales se contesta con política más derechizadas, con medidas económicas y sociales que perjudican a la mayoría, para intentar beneficiar a una minoría poderosa.

Como con la desaparición de las Cajas de Ahorro a favor de los pingues beneficios de las grandes Bancos, en detrimento de las inversiones comarcales y autonómicas, así se han baldeado los municipios, reducida la izquierda a favor de la derecha sin tapujos.

Este vuelco electoral aflora de mala manera el profundo descontento social y ciudadano.

Ahora suenan tardíos tambores en sordina sobre nuevas alianzas, coaliciones y frentes electorales para frenar este vuelco a la derecha, con la mirada en las elecciones generales. Aunque el espectro del pacto Almunia-Frutos (PSOE-IU/PCE) de febrero del año 2000 "para gobernar" extiende la sombra de su incapacidad para conseguir desalojar al PP de Aznar de la Moncloa.

¿Qué ha ocurrido en estos últimos siete años de gobierno PSOE del Estado? ¿con el tripartito de las izquierdas de Cataluña?

Las tentativas de posibilidades de nuevos pactos han de basarse en primer lugar en las propuestas políticas de regeneración social y democrática. Los acuerdos amplios son necesarios. Ahora bien, no es posible recuperar la credibilidad con papel y tinta, con promesas sin capacidad de convicción alejadas de la conciencia de la base social, a caballo de la crisis y de políticas que dañan las condiciones de vida de la clase y población trabajadora. Cualquier percepción de un acuerdo entre fuerzas de izquierda como maniobra electoral para mantener o conseguir el poder político a cualquier precio, es decir sin movilizar a fondo y actuar para que haya fuerza social real, puede invalidar la bondad de sus intenciones.

La credibilidad política necesita para conseguirse una renovación profunda del personal a elegir, incluso en buena parte renovar a fondo los partidos y coaliciones que sustentan las propuestas de programa y a las personas. Líderes y partidos están muy quemados. Llevan una mochila con un elevado exceso de peso de sus adaptaciones y concesiones a las necesidades de los poderes económicos y políticos. Ingentes toneladas de promesas incumplidas, agravadas por la incoherencia política cuando se aplican medidas de austeridad y recortes u otras que lesionan los intereses de la población mayoritaria. Las excepciones honrosas, como las de Seseña, u otras a estudiar y emular, son el contrapunto al desprestigio general del corporativismo de los políticos que gestionan resortes del poder político. La decepción y el desencanto no vienen de mala comunicación, sino de la falta de movilización.

Una tercera cuestión fundamental es conectar con el mundo sindical y la movilización de la indignación. No se trata de salpicar de florecillas sindicales y del 15M los posibles pactos y listas, sino más bien de una inmersión profunda en la realidad social, con el respeto a sus necesidades básicas.

Para nuevas tentativas convienen ideas críticas y creativas, comprometidas y combativas. Sin prisas aunque mejor sin pausas.

Hemos de tomar conciencia de que el baldeo de las políticas derechizadas, las de los gestores de las izquierdas, habrá de ser con desinfectante del más fuerte posible.

Los tanteos de alianzas han de ser algo más que combinaciones electorales entre partidos. Eso además de echar lastre de las políticas y líderes desahuciados por la crisis y por su posibilismo de capataces fieles a los amos del capital, e infieles a sus bases sociales.

Hay una gran necesidad de barrer a los profesionales del medrar en las instituciones, para oxigenar, purificar el aire enmohecido, y construir desde a ras de suelo, hasta regenerar los cimientos sociales. La izquierda necesita reconstruirse, para IU se trata de refundar la izquierda, con las dos vertientes que han dado el aldabonazo en el último año. La sindical de la movilización de la huelga general del 29 S, y la juventud del movimiento 15 M de la asambleas masivas en las plazas.

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